Avalon y el equilibrio femenino-masculino – y 3ªparte

Lammas y la tradición cristiana de la Abadía

Estar en Glastonbury durante la celebración celta de Lammas o Lughnasadh, como es también conocida, fue un hecho totalmente “fortuito”. No habíamos tenido en cuenta esta fecha, pero nos llenó de alegría saber que podríamos participar en alguno de los eventos programados. La mañana del 1 de agosto estaba anunciada una meditación de Lammas en Chalice Well y bien tempranito me puse en marcha hacia el Pozo del Cáliz, no sin antes parar a por mi expresso doble con leche de soja en la cafetería que, dicen, tiene el mejor café del pueblo: My Fine Deli.

El sol brillaba con timidez ese martes y no había presagio de chubascos, así que la alegría por la celebración era aún mayor. En la zona verde situada al lado de la piscina de la Vésica Piscis se habían colocado varios bancos en torno a un brasero de fuego, y todo invitaba a sentarse cerca de las hipnóticas llamas.

La entrada a Chalice Well era gratuita la mañana de Lammas.
Fuego, bancos para sentarse y comida vegana para celebrar.

Deduje que la meditación sería en aquel lugar, adonde cada vez llegaban más personas, la mayoría gente local, pero cuando llegó la hora anunciada vi que no había movimiento, y con mucha prisa subí hasta el pozo y santuario. Acababa de comenzar el acto, pero pude situarme junto a la celosía que lo rodea. Después de las bellas palabras de los dos conductores de la meditación, entramos en un silencio solo roto por el canto de los pajaritos. Fueron diez minutos en los que sentí elevarse la vibración a un nivel tal, que solo es posible cuando los corazones pulsan en unidad. Desde el sagrado punto donde se frecuenciaron las aguas con la energía de amor incondicional de la familia crística hace dos mil años, la luz, la gracia y el amor se expandieron a toda la Humanidad. Ese fue el deseo que se expresó y con el que todos los presentes resonamos.

En Lammas se celebra y se da la bienvenida a la primera cosecha de granos, y como muestra, se repartió a cada participante en la meditación un trocito de pan blanco.

Reparto de trocitos de pan blanco después de la meditación.

El trigo es uno de los cereales que se utilizan para atraer la fertilidad y la suerte monetaria. Una enorme espiga de pan destacaba entre las flores amarillas, naranjas y blancas que simbolizaban la luz del sol y que adornaban el pozo. Lammas señala el punto medio de la época cálida del año y honra al dios celta del sol, Lugh, así que todo hacía alusión a la fiesta celta. La belleza de la Vésica Piscis aumentaba aún más con aquella espléndida ofrenda, y todo en torno al pozo era alegría y unidad.

El Pozo Sagrado de la Vésica Piscis adornado para Lammas.

Fue difícil salir de la burbuja de amor de Chalice Well, pero quería acercarme a White Spring antes de que se llenara de gente. La cueva santuario a los pies de la colina de Tor ha sido un lugar de peregrinación desde hace milenios. Entrar en White Spring es adentrarse en uno de los misterios de Avalon, ya que en su interior brota un manantial de agua blanca, con alto contenido en calcita, que se recoge en tres piscinas construidas en base a los principios de la geometría sagrada. La pureza del agua y su capacidad sanadora invitan a muchas personas a bañarse en estos estanques, pero reconozco que hay que ser muy osado para adentrarse en un agua completamente helada. En mi primera visita lo logré, sólo hasta las rodillas, por eso siempre me impresiona cuando veo, como en esta ocasión, a mujeres completamente sumergidas, como hacían las sacerdotisas druidas que veneraban a Brigid y a Nuestra Señora de Avalon.

En el interior de White Spring está prohibido sacar fotos, para preservar la intimidad de las personas que se bañan en los manantiales.

En White Spring hay pequeños rincones donde se rinde culto las antiguas energías y espíritus de Avalon. La oscuridad del espacio, solo rota por las velas de los altares, te invita al recogimiento, y el sonido del agua te arrulla con su rítmico fluir. Una vez más me dejé guiar por la intuición y me desvié hacia un lateral. Allí me encontré con el pequeño altar en honor al Rey del Reino de las Hadas. De nuevo, el Masculino Sagrado se hacía muy presente.

Había decidido dejar para los últimos momentos del viaje la visita a la Abadía. Construida sobre la línea ley de María (la mayoría de iglesias europeas están levantadas sobre líneas ley), es el complejo monástico cristiano más antiguo de Gran Bretaña y, en su momento de mayor esplendor, fue la abadía más rica de Inglaterra.

Las 10 libras que cuesta la entrada están bien amortizadas si dispones de tiempo para perderte entre las históricas ruinas, los hermosos senderos y los grandes parques que ocupan 14,5 hectáreas de extensión.

Ruinas de la Abadía de Glastonbury, que en su día fue la más rica de Gran Bretaña.

La Abadía de Glastonbury enlazó la tradición cristiana con la religión druídica, ya que el lugar donde José de Arimatea construyó un sencillo templo a su llegada a tierra británica ya era tenido por sagrado por los druidas, quienes creían que las líneas telúricas son vías espirituales y manifiestan la vida en la Tierra.

Aquella primera iglesia se construyó con la ayuda de los druidas como lugar de conexión con el Sagrado Femenino. Más tarde, cuando el cristianismo se implantó como credo en Gran Bretaña, se atribuyó su culto a la Virgen María.

Independientemente de la advocación de aquella primera capilla, todo en el interior del complejo de la Abadía nos invita a entrar en nuestro interior, sin más dogma que el del seguir el caminar de tu alma y sentir la serenidad y la elevada frecuencia de un lugar sagrado donde confluyen la energía crística con la espiritualidad celta.

El mural de María Magdalena se encuentra en el interior de la Capilla de San Patricio.

En mi anterior visita me detuve mucho en las edificaciones, así que, en esta ocasión, quería dedicarme a sentir la vibración de los senderos, los jardines, los lagos y, especialmente, el huerto de manzanos. Aún así, no pude dejar de entrar en la Capilla de San Patricio para ver nuevamente a mi amada María Magdalena, aunque aquí aparece representada portando los siete pecados que el patriarcado católico asocia con ella.

Pero el deleite de mi alma comenzó entre los hermosos árboles que te reciben en el camino que circunda toda el complejo de la Abadía. Sus enormes troncos te hablan del tiempo que llevan conectados a Madre Tierra en este espacio tan especial. Uno de ellos me atrajo inmediatamente. Nunca vi un olivo tan inmenso, justo en el lateral desde el que se observa la llamada Tumba del Rey Arturo.

Los hermosos y antiguos árboles que circundan los restos de la Abadía.
El hermano olivo más inmenso y mágico que vi jamás.

No quise desviarme del sendero, así que seguí recorriéndolo en contemplación hasta llegar a la zona de los estanques. El trabajo con el agua era otro de mis objetivos, y junto a ellos me detuve viendo nadar a los peces.

The way you flow, the way you are”. La conciencia del Yo Superior me susurra primero en inglés.

Las ondas del agua en espiral, de dentro hacia afuera, el mismo sentido que la sabiduría del corazón”.

El agua es el elemento que mejor refleja tu identidad”.

Incluso en un estanque hay movimiento”.

Trabajo con el agua en uno de los dos lagos del interior.

Mensajes que llegan como gotas de agua mientras, sentada junto al mayor de los lagos del interior de la Abadía, observo como los obreros retiran las estructuras de lo que tuvo que haber sido un escenario, un pequeño grupo de niños ríe con las bocas abiertas de los peces y tres hombres pasan en distendida conversación a mi lado. Es como si el Masculino se quisiera hacer oír de nuevo, algo que he ido sintiendo intensamente durante todo el viaje y que se intensificó en el huerto de las manzanas.

Precisamente el huerto de las manzanas está considerado un lugar de conexión con la Diosa. Se dice que era el jardín de sus sacerdotisas, y las manzanas simbolizan la sabiduría divina femenina. Avalon, la isla de las manzanas, es uno de los lugares sagrados del planeta más asociados a la Diosa, aunque, como chakra corazón de la Tierra, sostiene la energía de la sagrada unión entre el femenino y el masculino.

El huerto de los manzanos, lugar de conexión con la Diosa.

Bien posicionada ante uno de los manzanos me dispongo a conectar y esto es lo que recibo:

Al prohibir la manzana, al considerarlo el fruto prohibido, se priva al hombre de acceder a la sabiduría del corazón”.

La que me habla es Morgana, quien continúa:

Salomon give us the power of the choice without selling our home. The divine home is representing heaven on every choice.

So, give us the frecuency of the lost love, so we can repair your hearts from any pain you charge. Here arte the elementals you know, guide your presence to our Lord”.

Salomón nos da el poder de elegir sin vender nuestra casa. El hogar divino representa al Cielo en cada elección. Así que dadnos la frecuencia del amor perdido, para que podamos reparar vuestros corazones de cualquier dolor que carguen.

Aquí están los elementales que conoces. Guía tu presencia hacia el Señor”.

Recibiendo, en el huerto de los manzanos.

Mi mente no comprende la aparición del rey Salomón en un mensaje de Morgana, pero intento dejar la mente a un lado para embriagarme de la energía que me rodea en el huerto de los manzanos, donde todo lo que se me muestra tiene que ver con el Masculino. Siento muy profundamente la frecuencia de Yeshua en ese lugar, y junto a él a Salomón, Arthur y Joseph of Arimatea, quien toma el relevo para decir:

Los hombres que buscan el Grial buscan encontrar su copa, su feminidad, para abrazarla y seguir adelante con compasión y amor.

Yo no traje el Grial abstracto. Acompañé al femenino en el exterior, y en mi pecho encendí la triple llama, amor, poder y compasión. En el Grial que portas, pequeña niña, está la sabiduría divina del Amor.

El rey Arturo encontró en Ginebra su grial exterior. La princesa perdida se quedó a su lado pese a la sombra de su amor (Arturo)”.

Habría tanto que contar sobre Arturo y su relación con la familia crística. Unos metros más allá está señalizada su tumba, aquella a la que fueron trasladados los restos encontrados por unos monjes en 1191, y que es asiduamente visitada por todos los que llegan a Glastonbury atraídos por las leyendas artúricas y del Santo Grial. También yo me acerqué, pero con la convicción de que los restos del gran rey no descansan ya en ese suelo, que no por ello deja de ser menos sagrado.

Tumba del Rey Arturo, con Our Lady Chapel al fondo.

Fue la Capilla de Nuestra Señora, Our Lady Chapel, la que centró por completo mi atención. Toda ella está repleta de símbolos y marcas. En el lateral izquierdo recordaba encontrar grabados en la piedra los dos nombres más importantes para mi alma: Jesús y María. La primera vez que los descubrí lloré de emoción, cuatro años después, al volver a recorrer cada letra con mis manos, sonreí porque ya no me resulta sorprendente la unión de esos nombres. Los maestros del Amor, Yeshua y María Magdalena, sembraron la semilla crística en Avalon, juntos, y como parte de su misión. Es a ella, a María Magdalena, a quien se la representa en esa inscripción, aunque la capilla esté bajo la advocación de la Virgen María.

Los nombres de Jesús y María están grabados en la pared sur exterior de la Capilla.

El arco de entrada al templo es un crisol de símbolos del Sagrado Femenino: rosas y flores de lis. Bajo uno de sus arcos, el de la llamada Capilla Galilee una voz me susurró “en el nombre del amor eres consagrada”.

La frecuencia de Our Lady Chapel es de consagración al amor.

En la parte baja de Our Lady Chapel, se encuentra la Cripta de José de Arimatea. En mi visita anterior no me detuve en ella, pero en este viaje él fue uno de mis guías y puso ante mis ojos lo que antes no había tenido conciencia para comprender. Casi imperceptible, bajo un cristal, y a los pies de una moderna escalera, se halla el llamado pozo de José de Arimatea. Se alimenta de un manantial de roca natural y está documentado desde la edad media, cuando la cripta se convirtió en destino de los peregrinos que viajaban en busca de la sanación atribuida al agua de este manantial. De nuevo, el agua, un agua milagrosa frecuenciada con la energía crística al igual que la de Chalice Well, sólo que aquí, siglos después, este pozo sagrado pasa desapercibido y es inaccesible.

El pozo de José de Arimatea fue otro de los descubrimientos guiados.

Tras la inmensa alegría de descubrir el manantial de José de Arimatea di por terminado el recorrido por la Abadía, convencida de que lo que allí se encuentra va mucho más allá de la tradición católica y de la leyenda artúrica.

Gog y Magg y la red arbórea

En el último día de nuestro viaje el pronóstico de chubascos era desalentador. El verano inglés es como una montaña rusa climatológica. De repente cae un aguacero enorme y a los diez minutos escampa, sale el sol, se vuelve a cubrir y otro aguacero, así que tienes que estar preparada para todo. En un momento de ausencia de lluvia, aproveché para hacer las últimas compras en el centro del pueblo. Justo cuando salía de la tienda, agua a raudales, así que busqué refugio en la iglesia que me quedaba por visitar.

De nuevo Magdalena ante los pies de la cruz, esta vez en el altar de St Benedict´s Church.

St Benedict´s Church sigue el mismo concepto de iglesia abierta que St John, pero no es centro de visitas turísticas. Está un poquito apartada y parece dedicada al culto local. Estaba completamente vacía cuando entré buscando guarecerme de la lluvia. En su interior, mayor simplicidad aún que en los otros templos, y unas preciosas vidrieras que acaparan todo el protagonismo. En la que preside el altar, de nuevo, la presencia de María Magdalena a los pies de la cruz, algo que se repite en todos los templos de Glastonbury. Y en el lateral, una escena en la que Yeshua aparece predicando ante un grupo de hombres y mujeres, en la que destaca una figura femenina ataviada de rojo. Quien tenga ojos para ver, que vea.

Yeshua predicando ante un grupo de hombres y mujeres.

Siguiendo la estela de María Magdalena vuelvo a la capilla de St Margaret. La amenaza de tormenta hizo que me encontrara a solas y pudiera empaparme de una energía más limpia y serena, como si el agua hubiera purificado la frecuencia en su interior.

El jardín de St Margaret´s Chapel parecía una burbuja mágica tras la lluvia.
Sentí muy diferente la energía del interior de la capilla en mi segunda visita.

Después de la velita de ofrenda me entrego a recibir:

Today the choice is to remeber who you are, and start again”.

Hoy la decisión es recordar quién eres y empezar de nuevo”.

¡La presencia del amor en tu vida es tan pura y constante! Aún así debes comprender que la compasión es el primer paso para ser un corazón limpio y puro. Todo el mundo quiere ser oído y aceptado, incluso si están cerrados a abrazar la luz de Cristo.

Recuerda abrir tu corazón a aquellos que se sienten desatendidos y aislados y sé tierna con ellos. No sólo este camino, el camino del amor es para ti y para todos a tu alrededor. A todos los seres humanos se les ofrece este sendero.

La percepción del Amor está fortaleciéndose con el ascenso celestial.

El único camino para contribuir al proceso de ascensión es estar en disposición de seguir lo que tu alma te muestra para entender que vivir en la Tierra es felicidad y que vendrán días gloriosas al final.

Estar conmigo es estar con el Cristo vivo de compasión y amor”.

Al final de este profundo mensaje, María Magdalena me invita a visitar a Gog y a Magog, así que no dudo en ponerme en camino a primera hora de la tarde.

El cielo se abre lo suficiente para disfrutar con calma de la ruta que me lleva hasta los hermanos robles atravesando prístinos prados y frondosos senderos. Es en estos momentos, sola en la magnética naturaleza que rodea Glastonbury Tor, cuando siento el balance perfecto en mi interior que provoca la energía que emana esta tierra sagrada.

El frondoso sendero que lleva hasta Gog y Magog.

Gog y Magog me reciben con toda su grandeza. Son los únicos supervivientes de aquellos robles de Avalón que fueron talados, en su mayoría, en 1906. La amplitud de diámetro de sus troncos hace pensar que tengan, al menos, mil años. Gog, tristemente, no pudo sobrevivir a un incendio originado por una vela dejada en el interior de su tronco en 2017, pero Magog resplandece por encima de las vallas que el propietario del terreno donde se ubican ha colocado para protegerlos.

Gog, en primer término, y Magog, ahora protegidos por una valla.

Me encuentro sola ante estos árboles considerados sagrados ya por la comunidad druida del lugar y la alegría de una fiesta me embarga. Una cancioncilla viene a mi mente, en inglés, y a través de ella rememoro una de las muchas celebraciones que se realizaba ante los hermosos robles. Cantos y bailes mientras recogían el muérdago y celebraban “el cielo en nuestras almas”. A Gog y a Magog se acudía para celebrar la alegría de vivir y “vacíar” los deseos del corazón. Ellos, hoy en día, te piden que les cuentes lo que hay en tu corazón y te dicen que tienen “dos nombres para el mismo amor”.

La vuelta hacia Tor la hago envuelta en la alegría de la comunidad druida y con paso ligero. Mis últimas horas en Avalon me han reconectado con esa energía de Madre Tierra a la que sus antiguos pobladores se sentían estrechamente ligados. Dicen que Avalon acompaña a Madre Tierra en la ascensión y colabora en este bendecido proceso, comunicándose con el mundo terresrte, especialmente, a través de las mujeres.

Envuelta en la alegría de la conexión druida, de vuelta a Tor.

En este viaje, la mujer que soy en esta encarnación ha sentido el llamado de Avalon de honrar al masculino y de equilibrarlo con el femenino para lograr la unidad que conduce a la ascensión de la raza humana. Todo me ha hablado del Divino Masculino, no sólo a través de los mensajes de los maestros ascendidos que me han guiado, José de Arimatea, sobre todo, sino de los actos llevados a cabo por los hombres que nos hemos cruzado durante estos casi ocho días.

Arturo y Ginebra, Yeshua y María Magdalena, Joseph y María, dos nombres para el mismo amor. El agua blanca y el agua roja, las líneas ley de San Miguel y de María, Gwyn-ap-Nudd y Morgana La Fey… En el chakra corazón de este planeta, la dualidad se disuelve para hacer emerger la unidad sagrada que sana a cada ser y, por extensión de vibración, a toda la Humanidad. En Avalon ya se vive en la frecuencia que tendrá Gaia en próximos años. Sí, Avalon ya es.

Bendiciones.

Helena Felipe

La Francia del corazón crístico femenino -y 4ªparte

El misterioso Rennes Le Chateau y Montsegur sagrado

Nuestro último día de peregrinaje se presentaba como uno de los más mágicos. Era domingo e intuimos que podría haber mucha gente en el pueblo más misterioso de toda Francia. Rennes Le Chateau. Todas las leyendas que rodean a esta pequeña localidad que se sitúa en lo alto de una colina están relacionadas con el supuesto tesoro que su párroco, Berenger Saunier, encontró en un pilar de la iglesia mientras la reformaba en 1891. Lo que contenían los pergaminos encontrados en ese pilar forma parte también de la leyenda, pero aquellos que seguimos las pistas de los cátaros y de María Magdalena sabemos que tiene relación con su linaje, la descendencia de Yeshua y su amada.

En Rennes Le Chateau, todo gira en torno a la iglesia de María Magdalena.

Rennes Le Chateau es objeto de visita de grupos espirituales desde hace muchos años. Esta era mi segunda vez en el pueblo donde se para el tiempo y quería disfrutarlo sin tener que mirar el reloj. A través de su pintoresca calle central, donde la flor de lis aparece en cada pared junto a las cruces y símbolos cátaros, nos encaminamos a su iglesia.

Calle que conduce a la iglesia de Rennes Le Chateau.
Rincón con la cruz cátara, en Rennes Le Chateau.

Llamar iglesia a este reciento repleto de curiosidades y contradictorias imágenes parece extraño. Allí los ritos que tienen lugar son totalmente paganos, y son los que llevamos a cabo quienes seguimos una espiritualidad que nada tiene que ver con el catolicismo. Buscamos a la maestra María Magdalena en la iglesia de Rennes Le Chatau, y allí, lo que encontramos es un secreto muy protegido, tan protegido que no puede acercarse a él quien no tenga un corazón puro. Incluso la oscuridad del templo indica protección, como el diablo Asmodeo que recibe en la puerta de la iglesia que Sauniére dedicara a María Magdalena.

Fachada de la enigmática iglesia de Rennes Le Chateau.
Asmodeo, en la entrada, como guardián protector.

Al entrar en el templo, nos sorprendió la escasez de luz. El altar estaba totalmente en penumbras. Frente a él, donde destacan las imágenes de unos supuestos María y José cada uno con un infante en brazos, y después de ofrendarle una hermosa rosa rosa a María Magdalena, la llama gemela de Yeshua nos dijo:

“Alabados sean los que vienen a mí a buscar la paz de su corazón y la verdad de su vida.

No te sientes pequeña ante mí, ni en este templo. Todo lo sagrado se puede tocar. Más no se traspasa esta barrera si no se acude a la verdad desde la sintiencia pura del amor. Y cuando sientas que tienes que buscarme, sólo mira tu corazón. Allí tienes la verdad que buscas”.

El altar de la iglesia de María Magdalena es un lugar muy protegido por los seres de luz.
Nuestra rosa de ofrenda a María Magdalena.

Todo lo que construyó el extraño sacerdote en Rennes Le Chateau con el dinero recaudado por mantener en secreto el contenido de los documentos, hallados en el pilar visigodo de la iglesia, hace referencia a Magdalena. Villa de Betania fue el hogar que compartió con su ama de llaves y compañera de vida, y la Torre de Magdala, la biblioteca que levantó a similitud de la que se halla en el pueblo de Magdala.

La Torre Magdala alberga una biblioteca en su interior.
Desde el invernadero de Villa Betania se contempla una bella panorámica.

Después de recorrer el museo Sauniére y sus hermosos jardines repletos de rosales y deslumbrarnos con las vistas desde la Torre Magdala (una panorámica de casi 360 grados sobre los valles y montañas, incluido el enigmático Bugarach), decidimos volver a la iglesia para contemplar la extraña secuencia de santos que forman con sus iniciales el término GRAAL.

Fue un entrar y salir, porque la iglesia estaba ocupada por un grupo de mujeres que cantaban y tocaban un enorme cuenco en forma de grial, y sentimos que no teníamos que estar allí. Justo en ese momento fuimos testigos de un acontecimiento que nos daría la confirmación de lo que habíamos percibido al llegar: alta protección de lo que hay dentro.

La Madeleine de la iglesia de Rennes Le Chateau.

Salimos del misterioso Rennes Le Chatau con la sensación de haber sido testigos de algo muy grande. Nuestro destino, y etapa final del peregrinaje, era el sagrado Montsegur.

Almorzamos en una bonita zona de descanso con la vista del castillo de Montsegur sobre nuestras cabezas. Su impresionante silueta quita el aliento. La peña aislada donde se ubica es uno de los grandes lugares espirituales de la tierra, conocido por el sacrificio de los 220 cátaros que se entregaron a las llamas en marzo de 1244 por no renegar de su fe, después de 10 meses de asedio por parte de las tropas del rey Luis IX, bajo el papado de Gregorio IX ( la cruzada contra los cátaros fue convocada por el papa Inocencio III en 1209).

El castillo de Montsegur domina el pico, de 1.207 metros de altitud.

A pesar de este sacrificio, la energía que envuelve Montsegur no es densa ni de sufrimiento. Al menos, no lo es en toda la montaña, sino en puntos específicos. A la izquierda de la entrada al camino que sube al castillo se encuentra la estela eregida para conservar su memoria. La dejamos atrás para ascender con emoción la montaña.

Inicio del camino de ascensión al Montsegur.

No es un camino sencillo. Por tramos se hace difícil la pisada, a pesar de que se han colocado tableros a modo de escalones. Aún así, nos resultó fácil subir. Mientras poníamos un pie delante del otro invocamos el descenso de la luz divina sobre nosotros y reafirmarnos nuestro deseo de dejar nuestro ego atrás para entregarnos, total e incondicionalmente, al propósito de nuestra alma. Como los cátaros, hicimos voto de convertirnos en vehículos de luz.

Ya estaba avanzada la tarde cuando penetramos en el castillo, cuya construcción fue ordenada por los predicadores cátaros, de forma pentagonal y que era, para la comunidad, un templo iniciático y de meditación. Tuvimos la suerte de no cruzarnos apenas con nadie y poder movernos a nuestras anchas por el interior de la construcción y por el área donde se ubicaba el castro donde vivían los cátaros.

Es impresionante poder adentrarte en soledad en el interior del castillo.
El castro o poblado cátaro se ubica en la parte posterior.

Yo recordaba el lugar exacto donde, la primera vez que lo visité, sentí la mayor sensación de paz. Hasta allí me dirigí para estar unos minutos en meditación. Y esto llegó:

“El camino bueno es el camino tras perdonar. Y el perdonar transforma cualquier clase de maldad. Aún la desconocida se puede, orando, transformar.

Vive cada día en la pureza de corazón de esta Hermandad. Vivimos y amamos y aquí eso vibra aún. El sacrificio sólo fue una experiencia más. No somos eternos sólo por amar, somos eternos al avanzar en Unidad.

Vive cada día en Hermandad.

Cátaros y hermanos te saludan. Ve en paz”.

En el lado este, justo bajo el castillo, encontré el rincón con la energía más serena.

Cuánta sabiduría en ese pueblo de seres de conciencia elevada. Nos maravillamos al recorrer el perímetro del castillo y notar los vórtices de energía en lugares muy precisos. No es de extrañar si tenemos en cuenta que las paredes y aberturas fueron realizadas siguiendo una serie de alineaciones con los signos del zodiaco y las constelaciones.

En el interior de la torre del castillo hay un poderoso vórtice de energía.

Bajamos con la luz del atardecer. La tarde estaba nublada y fría, pero no quisimos despedirnos sin hacer nuestro agradecimiento a las almas cátaras en la estela conmemorativa. Su entrega formó parte de la trasmisión de la consciencia crística a la Humanidad. Sus enseñanzas, las enseñanzas que les legó María Magdalena, a la que veneraban como el cristo femenino, quedaron plasmadas en la memoria colectiva.

Honrando la entrega y la iluminación de las almas cátaras en la estela de reconocimiento.

Nos quedaba aún energía para un paseo por el pueblo de Montsegur. Su museo ya estaba cerrado, pero no queríamos dejar de ver las casitas de este antiguo cantón, con su típico aspecto arquitectónico. Entre las estrechas calles, únicamente se oía el correr del agua en los tres lavaderos que encontramos. Todo invitaba al recogimiento.

Salimos de Montsegur prometiendo volver, porque allí todo nos recordaba a una vida pasada, y esas memorias pulsan por salir cuando pones intención y luz.

Aún nos quedaba una última noche en nuestra aldea. La mañana de nuestra partida amaneció envuelta en niebla, la misma niebla que protege siempre a los lugares sagrados, y con una buena lluvia, así que no pudimos mirar hacia atrás para despedirnos de Rennes Le Chateau, majestuoso allí en su colina, pero nos despedimos con una sonrisa, porque sabemos que “todo es perfecto”.

Occitania nos despidió envuelta en niebla.

Este peregrinaje al corazón crístico femenino ha sido un viaje al pasado en presencia y un trabajo energético bello y poderoso. Cada día fue un sumar de símbolos, códigos, mensajes y recuerdos. Tanta magia nos hizo reírnos un día a carcajadas a mi sabia hermana mayor y a mí.

Ya en casa, y con el paso de los días, aún siento que parte de mi alma sigue allí, así que he aprovechado para escribirlo todo antes de volver a poner toda mi energía en el día a día. Sólo puedo decir que el agradecimiento por lo vivido es inmenso y que el Sagrado Femenino ha encarnado en mí de una forma que no podré alcanzar a explicar ni con palabras ni con gestos.

Bendiciones.

Helena Felipe.

La Francia del corazón crístico femenino -3ª parte

Terminó en Saint Maximin la Sainte Baume el periplo por la Provence. Tras un breve paseo por la calle principal del pueblo, volvimos a la carretera para seguir ruta a la región más misteriosa del sur de Francia: Occitania – Languedoc.

La primera parada fue Carcassone. En esta hermosa ciudad amurallada, cuyo conjunto arquitectónico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, está impresa también la huella de María Magdalena. También en esta ocasión, entramos por la puerta de Narbona, el arco que se alza al este entre dos torres almenadas, para ser recibidos por la estatua de una mujer de vientre abultado, nuestro Cristo femenino, a la que, por el paso de los siglos, le faltan los dos brazos.

María Magdalena nos recibe en la Puerta Narbona de Carcassone.
Las tiendas de suvenirs ocupan las turísticas calles.

Dejando para el final el paseo turístico entre la multitud de tiendas de suvenirs, nos dirigimos hacia la espectacular basílica de estilo románico-gótico de Saint Nazaire. Como toda iglesia con rosetón, lo que allí se respira es energía femenina, pese a la advocación del templo a Saint Nazaire. Su colección de vitrales es de una belleza suplime, pero cada rincón es aún más digno de alabanza. Mi alma detiene mi cuerpo ante una bellísima Santa Anna, abuela de Yeshua, mujer de alta sabiduría y maestra esenia, y ante una imponente Juan de Arco, la omnipresente Juana de Francia.

Vidrieras que rodean el altar mayor de la iglesia de Saint Nazarie, en Carcassone.
La bellísima Santa Anna de la iglesia de Carcassone.

Guiados por otra sabia mujer, mi hermana mayor, seguimos la práctica taoísta de entrar a un templo por su canal central y detenernos a la izquierda o a la derecha frente al altar. Allí, los cuatro sentados, pudimos impregnarnos de la suave y pacífica energía femenina de esta maravillosa basílica y deleitarnos con los rayos que se filtraban por sus mágicas vidrieras.

Entre tanto movimiento alrededor, pudimos entrar en la calma precisa para recibir: «Cada código aquí anclado te lleva a experimentar la conciencia crística en unidad. Cada código aquí encriptado le habla al que mira, al que escucha, al que está en silencio, al que desea ir más allá, más alto, más allá de la contemplación».

Tras un escueto y frío paseo entre turistas, seguimos la ruta hacia la aldea que nos serviría de nexo entre los tres pueblos del triángulo esotérico de Occitania: Coustoussa.

De nuevo llegamos con la luz del atardecer, esa luz que da un aire aún más misterioso a la campiña francesa del departamento del Aude donde se enclavan el pico Bugarach, el místico Rennes Le Chateau y la energética Rennes Les Baines.

Bugarach, la tierra, y Rennes Les Baines, las aguas

Subir al pico Bugarach es una actividad propia del aficionado al senderismo, porque sus 1.230 metros requiere más de hora y media de ascenso y otras tantas de bajada. No era nuestra intención llegar a la cima, sino conocer de cerca una de las montañas más esotéricas del planeta y dejarnos llevar por su mística energía.

En mi anterior viaje al sur de Francia, el Bugarach quedó fuera de la ruta, así que esta iba a ser mi primera experiencia en el antiguo volcán que, según la leyenda de la zona, custodia el gran tesoro de los templarios. Quizás por ser la primera vez, esta vivencia fue la que más marcó a mi alma en este hermoso peregrinaje.

El Bugarach es una de las montañas más magnéticas de la Tierra.

Había oído y leído todo lo relacionado con el Bugarach: que es puerta al mundo intraterreno de Agartha, que tiene vórtices y portales que comunican con otras dimensiones, que representa la unión de las energías femeninas y masculinas, pero a mí, que sigo el Camino de la conciencia crística, lo que me movía hacia él era su relación con la comunidad esenia y albergar la ciudad etérica de la luz dorada de Yeshua y María Magdalena.

En el sendero donde se inicia una de las vías de ascenso, decidimos subir hasta donde llegáramos. Es accesible con facilidad, de hecho, nos encontramos familias con niños que emprendían la subida con determinación. Nada más emprender el ascenso, nos embargó una sensación de profunda paz y alegría.

Atravesando el bosque, a los pies del Bugarach.

Todo alrededor era de una belleza inconmensurable. Prados florecidos, árboles muy antiguos, piedras con símbolos de geometría en la roca y el bosque que flanquea el camino hacia la cumbre…, un bosque de hayas, robles, abetos y “boixos” que te va llevando, envuelto en su sutil energía, en volandas hacia la cumbre. Al menos, así lo sentí yo. La frecuencia oro rubí me rodeó desde el principio y de ahí surgió un cántico dedicado a Anna Mariam, la matriarca y gran maestra esenia de la pequeña comunidad que hace mucho residió en las faldas de la montaña.

Hayas en el camino de ascenso a la cima del Bugarach.
Símbolos de la Nueva Era grabados en las rocas.

Cuando empezó a llover decidí no seguir el ascenso. No tenía la necesidad de llegar al pico, pese a las maravillosas vistas de 360 grados que pueden disfrutarse desde este macizo de Corbiéres. El descenso tenía que hacerse con sumo cuidado porque las piedras resbalaban, así que puse mucha atención en cada paso y en cada recodo del camino. La intuición de mi pareja le había llevado a apartarse en la bajada hacia un saliente, y allí, nos deleitamos con la enrome cueva de profundos agujeros que se presentó ante nosotros. De nuevo, el Sagrado Femenino haciéndose presente.

Orificios que simbolizan el Sagrado Femenino en las paredes del Bugarach.

Desde allí, contemplé extasiada el valle y la meseta.

En un saliente del Bugarach, contemplando la belleza del valle.

Mientras bajaba distinguí una manada de caballos que pastaba cerca, así que decidí acercarme a ella para sentir la pureza de los hermanitos equinos. El prado que los rodeaba estaba cercado por florecidos arbustos de espinos blancos, una especie que me volvió a conectar con la familia esenia. El espino blanco es un guardián protector, es el árbol de las hadas y tiene la inmensa misión de ser una planta portal al Yo Superior. Sentada delante de un magnífico ejemplar entoné una suave melodía.

El espino blanco es un guardián protector y hay muchos alrededor del Bugarach.

Tras el almuerzo campestre a los pies del Bugarach, tomamos rumbo a nuestro siguiente destino: la fuente donde bautizaba María Magdalena, en las afueras de Rennes Les Baines. Se la conoce como Le Benitier, el lugar donde se unen el río salado llamado La Sals y el río la Blanchette, que nace en las montañas del Bugarach. No está señalado, pero no teníamos ninguna duda de que la maestra nos guiaría hasta allí. Era el momento de hacer nuestra iniciación a través del agua.

El río en el que bautizaba Magdalena, a las afueras de Rennes Les Baines.

Todo era dorado, el agua, la luz, la arena…Cruzamos el torrente descalzas y pisando con mucho cuidado sobre el lecho del río para llegar al otro lado, donde otro rincón mágico nos esperaba. Tras una enorme y antigua haya, un pequeño banco de piedra se situaba frente a un pequeño chorro de agua que caía sobre la tierra húmeda y naranja. Tal es la concentración de hierro en este manantial, que todo tiene ese color.

En la fuente de María Magdalena hay abundancia de hierro.

Pisando sobre esa tierra encharcada, María Magdalena nos dio la bienvenida a lo que llamó “su santuario”, y nos invitó, después de colocarnos, a mi amada hermana mayor y a mí, “el manto de la rosa”, a volver al lecho del río para “beber el agua para integrar su frecuencia”. No es posible trasladar la emoción de nuestros corazones en esos momentos, pero completamente decididas a seguir sus instrucciones volvimos a introducirnos con mucha cautela en el agua y, cada una, de manos de la otra, nos entregamos a la bendición de su frecuencia a través del líquido elemento.

Recibiendo la frecuencia del agua en el río de María Magdalena, su bendecido regalo.

Este fue el primer regalo otorgado. El segundo llegaría al día siguiente en Rennes Le Chateau.

Pero aún quedaba tarde por delante, así que nos dirigimos a otro espacio fascinante: la Fontaine des Amours. A solo unos minutos de distancia en coche, descubrimos estas piscinas naturales creadas por las rocas y cuya energía invita a la meditación. De nuevo, serenidad y belleza en torno a los que nos encontramos en el lugar. El agua, absolutamente helada, no invitaba a un baño, pero sí a la contemplación.

Otro potente vórtice de energía, la Fuente del Amor.

Ese fue el día de las aguas, porque todo en Rennes Les Baines habla de ellas. Sus termas son muy famosas y visitadas, así que nos dirigimos al pueblo para verlas. Recorrimos un bonito paseo al lado del río hasta el chorro caliente de la zona termal. Justo unos metros antes, y frente a una enorme roca plana que interrumpe el fluir del agua, un nuevo y poderoso vórtice nos sorprendía. El código que me llegó: intrascendencia.

Las termas de Rennes Les Baines son muy famosas.

Aún quedaba un poco de luz vespertina cuando aparcamos en el parking del castillo de Arques. Es una obra de arte gótico del siglo XIII que permanece intacta. Estaba cerrado, pero solo a unos metros de su puerta principal percibimos la intensidad del vórtice de energía. La puerta está en línea recta con la alta torre de más de veinte metros de altura situada en el centro del castillo. Es esa torre la fuente de la energía tan poderosa que notamos.

Ya el camino que lleva a la entrada del castillo de Arques nos anunciaba la mágica y potente energía del lugar.

Todo el recinto, que sufrió graves daños durante las cruzadas contra los cátaros, fue construido bajo los principios de geometría sagrada. Lo rodeamos y, lo más cerca que pudimos de la torre, realizamos una práctica de energía.

La Torre del castillo de Arques, construida en base a los principios de la geometría sagrada.

Arques vine de “arca”, y la leyenda de la zona dice que es tierra santa porque fue receptáculo de la palabra de Yeshua, de las enseñanzas que María Magdalena extendió gracias a la escuela que creó y que sirvió como base de operaciones.

El día más bello hasta ese momento, con las vivencias más relevantes para mi alma, acababa con la mirada puesta en lo que nos esperaba al día siguiente en Rennes Le Chatau.

La Francia del corazón crístico femenino – 2ªparte

La Provence y la gruta de la Sainte Baume y Saint Maximin

Tras despedirnos de la Camarga, tomamos rumbo al interior para alcanzar el mágico macizo montañoso de la Sainte Baume, que se encuentra en el Parque Natural Regional del mismo nombre. Iba a ser mi segunda vez en el mítico lugar en el que María Magdalena vivió durante muchos años, protegida por los elementales del sagrado bosque que se halla a los pies de la montaña y trasmitiendo sus enseñanzas a quienes se acercaban hasta su sencilla cabaña, en la entrada de la cueva que, desde el siglo XIII, fue ocupada por los dominicos para erigir en ella una iglesia-santuario.

Santuario de la Sainte Baume.

La leyenda dice que Magdalena se retiró en esta cueva durante 30 años y que murió allí en el año 81 de nuestra época. No fue tanto el tiempo que residió en este lugar, pero sí que fue durante varios años el hogar desde el que iba y venía a otros puntos del continente. Lo cierto es que todo alrededor de la Sainte Baume está impregnado por la energía del cristo femenino. Esta gruta ya era un lugar sagrado antes de que la ocupara María Magdalena, ya que en ella se daba culto a la diosa. También la esposa de Yeshua compartía en la cueva y en el bosque con las sacerdotisas de la diosa, siempre protegidas por los caballeros guardianes que formaban parte de la Hermandad.

Iniciamos el ascenso que atraviesa el bosque de hayas, arces, pinos silvestres y tilos en silencio y en meditación consciente. Todo arrullaba nuestros sentidos al recorrer este majestuoso espacio verde, cuya diversidad y flora es, a la vez que excepcional, totalmente mágica. Subimos dejándonos guiar por los sonidos y las frecuencias.

El camino de ascenso te sumerge en la magia.
El bosque de la Sante Baume es pura magia.

La primera parada fue en el manantial La Source de Nans para recoger un poco del agua con la que queríamos hacer un pequeño ritual. Mi amada hermana mayor sintió seguir adelante con el agua en un cazo y desviarse del camino hacia donde los seres de luz le indicaban. Acabamos delante de una cueva de poderosa energía no señalizada en el camino. Allí, los cuatro, en círculo y delante de esa abertura tan femenina, bebimos el agua de la vida y de la creación. Adentrarnos en la cueva ya solo fue cosa de dos. El Sagrado Femenino nos invitó a entrar a mi hermana y a mí para, apoyando nuestras manos en su roca, pedir por la sanación de todos los canales divinos de parto.

Toda cueva es una representación del Sagrado Femenino.

Después de este especial momento, seguimos subiendo hacia la gruta. El cielo amenazaba lluvia, y el aire era muy fresco, pero nos deleitábamos con el camino a través de este bosque tan sagrado. Ya en la puerta del santuario, tuvimos la “suerte” de no encontrarnos con la misa, porque los dominicos prohíben la entrada cuando se oficia. Esta vez pude pasear tranquila por su interior, aunque no me detuve delante del altar. Sabía que la energía más pura estaba hacia el interior. Justo al bajar las escaleras, en un ambiente donde sólo se escucha el caer de las gotas a través de las rocosas paredes, la estatua de una joven María Magdalena nos esperaba.

Mi velita de ofrenda a María Magdalena en el interior del santuario.

Allí la invocamos y prendimos nuestras velas. Con serenidad, dejamos que ella nos hablara:

“Alabadas las hijas que vuelven a mí. Alabadas las hijas que vuelven a mí. Alabadas las hijas que vuelven a mí con la rosa de su corazón abierto. Las que habéis llegado hasta aquí, y las que llegarán, vais aún recogiendo las semillas que nosotras portamos, pero no es vuestro camino. Os llevará más allá, os elevará adonde aún no habéis ni siquiera pensado llegar y será plena la felicidad.

Aquí se acaba la penitencia. Aquí acaba el sufrimiento. Las penas no forman parte de esta Hermandad ya. Yo os digo, amadas hijas, que yo os veo cada día. Veo vuestro despertar y os sigo, os sigo de cerca, porque dónde vosotras estáis mi luz os hallará.

Gracias a cada ser que viene a esta gruta. A pesar de lo que aquí se ha hecho, la energía del amor persiste, la energía de la diosa aún está, y os cubre con su manto blanco. La rosa dorada, la rosa dorada, en vosotras está ya”.

Justo al terminar de recibir el mensaje de la amada maestra, una mujer que ya habíamos reconocido como hermana durante el ascenso al verla trabajar la energía en la fuente, ataviada con un sencillo pañuelo sobre su cabeza, nos pregunta si puede tocar su flauta. Conmovidos y agradecidos, los cuatro le dijimos que por supuesto podía tocar. Así, gracias a Gabriela (su nombre, el de una arcangelina), nos embargamos de paz con el sonido de su flauta andina. Se creó una energía suave y pura a nuestro alrededor en aquel mágico momento, y yo, al finalizar su sencilla actuación, no pude dejar de abrazarla y darle las gracias desde el fondo de nuestros corazones.

Ya todo lo demás me sobraba en la cueva, así que decidí emprender el camino de regreso. Comenzó a caer un gran chaparrón mientras descendía las escaleras de piedra, pero no podía dejar de bajar. De repente, un sonido atronador, seco, muy fuerte, hizo retumbar la montaña. Un único trueno me hizo reír de asombro. En el santuario se fue la luz, según me dijeron mis compañeros de viaje después. Yo seguí camino abajo, en medio de la lluvia, y con una densidad enorme en mi cabeza. La intensidad de la energía en la cueva y la tormenta estaban haciendo mella en mí.

Mi conexión con el bosque hacía que me saliera del sendero.

Al llegar a nuestra furgoneta estaba empapada, y eso que había bajado con rapidez. Curiosamente, en esta segunda visita a la gruta, también los elementos me habían empujado a salir del santuario y descender a toda prisa. La energía era demasiado fuerte para mí, así que mi hermana mayor ejerció su don de sanación para aliviar mi dolor de cabeza y poder seguir adelante.

Tras un almuerzo calentito a los pies del macizo, nos acercamos a la hostelería de los dominicos. Ya había estado allí en la anterior ocasión, pero quería que mis compañeros de peregrinaje vieran el hermoso mural de la capilla dedicada a María Magdalena que hay en su interior. Se la muestra como una bella mujer de largos cabellos rojizos acompañada por los ángeles, a la entrada de la gruta. Es lo único que me interesa de esta comunidad religiosa, las obras que hacen referencia a Magdalena.

Fresco que muestra a Magdalena en el interior de la capilla de la hospedería de los dominicos.

Dejamos la hospedería para encaminarnos a Saint Maximin. Llegamos a las ocho de la tarde a la plaza donde se ubica la gran basílica dedicada a María Magdalena, y, para nuestra sorpresa, estaba abierta. Nos decidimos a entrar y nos encontramos con el gran regalo de poder recorrerla en completa soledad. Sólo al poco tiempo nos dimos cuenta de que se estaba impartiendo misa en la cripta donde reposan las “reliquias” de la santa. Ese 18 de mayo se celebraba la ascensión de Jesús y un grupo escogido de personas lo honraban con cánticos en la pequeña cripta donde se ubican, además del supuesto cráneo de María Magdalena, los sepulcros de su amigo y confidente, Maximin, y de San Sidonio.

El altar, lamentablemente, estaba en obras, y la espectacular cúpula de la basílica, cubierta con un carpa enorme, lo cual, unido a la oscuridad y la hora, nos hizo aplazar hasta el día siguiente una visita más profunda.

A la luz de la mañana, el templo gótico más grande de la Provence, construido por Carlos II de Anjou en 1295, luce totalmente diferente. Al proclamarse que alberga la tercera tumba de la cristiandad, es objeto de continua visitas.

Iglesia de Saint Maximin.
Un cartel anuncia la tumba de María Magdalena.

Fue el culto a las reliquias de María Magdalena lo que convirtió esta iglesia en un gran centro de peregrinación, pero lo cierto es que hay otro pueblo, Vezelay, en la Borgoña, que reclama poseer las verdaderas reliquias de la santa. Las que aquí poseen, según cuentan en la localidad, fueron descubiertas por Carlos II de Anjou tras haber tenido una revelación de la mismísima Magdalena sobre el lugar donde estaban sus huesos, mientras estaba preso en Barcelona y rogaba por su liberación.

De nuevo nos encontramos con la cripta ocupada por una misa. Mientras terminaba, volvimos a recorrer la basílica y, a falta de poder impresionarnos con la gran paloma, la Shekinah, que ocupa la vitrina principal de la cúpula, nos detuvimos en observar con detenimiento sus capillas. En una de ellas, nos maravillamos con las exquisitas obras que representan, a la derecha, a María Magdalena, y la izquierda, a su hermana Marta.

Todo el templo está dedicado a Magdalena, pero es la estatua que da paso a la cripta la que me atrapó desde que la visité por primera vez, en 2019.

Delante de María Magdalena, frente a la entrada de la cripta.

Allí, solo unos minutos después de haber estado frente a una calavera que no me dice nada, la maestra me habló:

“Aquellos que vinieron en mi busca deseaban encontrar lo que les asiera a la fe y, aunque mi cuerpo no fue el hallado, sí me hallaron a mí, porque, ciertamente, en ellos moraba ya.

Desde aquellos días, no se ha desviado el camino, más si la energía vibracional de los que acuden en mi búsqueda en este altar.

No somos portadores de la llama eterna hasta que encontramos el Grial, y ese objeto no es tal. Es la llama eterna en cada portal encarnacional la que se enciende cuando vives por la Divinidad.

Así vivimos nosotros, y los que os encontráis bajo este umbral podéis seguir esa senda. Buscad en cada portal. Cada uno es un portal sagrado. Ahí me encontraréis a mí, la Madeleine, en cada portal que encarnáis.

Y no temáis desviaros más. En cada templo a mí dedicado está un trozo pequeño de la verdad. La forma es indistinta para cada portal.

Más no veáis que sólo soy la forma. En ese envase no se halla ninguna verdad.

Marie Madeleine”.

Magdalena nos llama portales. Para ella, cada ser es un portal, y nos recuerda que en los huesos de Saint Maximin no se halla su verdad, pero sí está presente su energía en cada templo a ella dedicado.

La Francia del corazón crístico femenino – 1ªparte

El llamado de las tierras sureñas de Francia ha estado presente en mí de una forma muy profunda desde que hace ocho años comencé a sentir en mi vida la presencia amorosa de la maestra María Magdalena. En 2019, el Cielo me brindó la oportunidad de hacer un corto e intenso viaje de cuatro días a la Provence y Occitania guiando a un grupo, pero ha sido ahora, en el mes de mayo, cuando la energía de la Madre Divina resplandece en las flores, cuando he podido responder a esa llamada del alma en forma de verdadero peregrinaje y adentrarme en conciencia en el lugar de Europa que encarna el corazón crístico femenino.

Ha sido este un peregrinaje de duplas. Mi llama gemela y yo, y otra pareja de seres en misión, emprendimos este camino de integración de conciencia a través, también, de la relación vincular. Durante los siete días en los que transitamos las tierras galas, quisimos caminar de a dos, tal y como hicieron María Magdalena y Yeshua, y recoger así los códigos de amor incondicional que sembraron, como iguales en misión, durante su paso por el sur de Francia.

La Camarga y la luz de Saintes Maries de la Mer

Nos adentramos en Francia por la frontera catalana, en un recorrido inverso al que realizaron los cátaros en su exilio (su camino a través de la cadena montañosa de los Pirineos es llamado el Camino Els Bons Hommes). Tras cruzar la Junquera, la hermosa silueta de estas misteriosas montañas nos sorprendía a la izquierda. En poco más de una hora una señal nos advertía: “Está entrando en país cátaro”. A nuestra derecha, las primeras marismas nos indican que esta es una zona donde trabajar con el agua interna. Pero el viento también está muy presente. Azota fuerte y con rachas intensas. El elemental del viento nos recuerda que la labor a realizar requiere de mucha profundidad.

Caen los últimos rayos de sol cuando llegamos a la Camarga. La luz es de un bello naranja y la energía se siente suave. Justo antes de entrar en el pueblo donde nos alojamos, Saint Gilles (lugar de peregrinación desde la Edad Media), en el departamento del Gard, un audaz zorro cruza la carretera delante de nosotros. Primera señal de guía y protección para nuestro camino.

Aterdecer en La Camarga.
Atardecer en La Camarga.

Despierto a la mañana siguiente con deseos de transcribir todo lo que llevo recibiendo desde la noche y que hace alusión a la llegada a esta zona, hace más de dos mil años, de la comitiva nazarena encabezada por María Magdalena que huía de Galilea por la persecución romana:

“Todas somos, y en todas estamos siendo. Al llegar traes contigo los ecos de aquellos tiempos y nos recuerdas que, antes de hermanas, fuimos familia.

Cuando arribamos a este puerto, sentimos caer en un abismo de silencio muerto. Nacimos de nuevo. Y para ampliar los horizontes del que era ya, hacía mucho, nuestro Camino, sanamos con fervor el abismo y andamos a buscar dónde beber el agua suave y salvaje de los nuevos tiempos.

Con el paso de los días nos apaciguamos y vimos que todo aquí podía ser consagrado al amor. El que vino primero (Yeshua) nos dejó marcadas unas coordenadas a seguir: no mucho tiempo en cada lugar, sí mucho caminar, de a dos o de a más, nunca solos, creando y armando la nueva comunidad.

El viento que hoy sientes en tu rostro te ayuda a recordar que somos luz y aire, y esa es la forma de arrullar: primero con rayos y luego con sonido reparador. Con oleadas de elementos te aferras a la Tierra.

Y esa que sientes es la de la mujer arrolladora que la que trajo a este gran mar, a esta orilla del gran mar, la fe en que todos somos dignos, somos portadores de la paz universal.

Las hermanas de esta Comunidad”.

Saintes Maries de la Mer fue el puerto de llegada de la comunidad de hermanos y hermanas nazarenos-esenios, y no por casualidad. Ya en el siglo primero albergaba templos egipcios y de culto a la diosa, y varias familias esenias habían creado pequeñas aldeas en el interior.

Nos dirigimos con ansia hacia esta pequeña localidad de la Camarga francesa que, durante el mes de mayo, es un hervidero de gente. Cada 24 de mayo, lugareños y personas de raza gitana llegadas de toda Europa celebran a su patrona, Santa Sarah, pero semanas antes ya se van ocupando los aparcamientos y espacios libres con caravanas y auténticos carromatos gitanos sacados de otra época.

Avenida marítima en Saintes Maries de La Mer.
Carromatos gitanos.

Saintes Maries de la Mer es lugar de peregrinación para todos aquellos que seguimos las huellas de María Magdalena y transitamos el Camino del Amor, pero en ella, durante el mes de mayo, todo hace referencia a Sarah.

La imagen de una joven doncella de tez morena es venerada en la cripta de la Iglesia que lleva el nombre de las santas Marías, las Marías que llegaron a la zona de las marismas que rodean Marsella hace un poquito más de dos mil años: María Salomé, María Jacobea y María Magdalena. El templo, construido en los siglos IX, X y XII, está dedicado a las santas cuyas reliquias guarda, María Salomé y María Jacobea, las cuales quedaron en predicando y sanando en la zona, mientras el resto de la comunidad cristiana que salió de Palestina tras la crucifixión de Yeshua se repartió por otros lugares.

Iglesia de Saintes Maries.

Para encontrar a Sarah hay que bajar unas pequeñas escaleras situadas justo delante del altar que se eleva sobre el resto de la planta. Allí, en la cripta donde se reza a la patrona de los gitanos, la energía es más densa. Las ofrendas y las velas iluminan tenuemente a la doncella adornada con mantos que se superponen haciendo que solo una pequeña carita negra con corona sobresalga.

Me acerqué a abrazar a Sarah, a la Sarah que se adora como a la princesa de los gitanos, pero también a Sarah La Khali, la joven sabia, alquimista, sanadora y astróloga que viajó con María Magdalena desde Egipto en aquella sencilla barca que los trajo al exilio desde Galilea y Judea. Y abracé también a Sarah Tamar, la hija perfecta de María Magdalena y Yeshua. Porque esa figura de madera oscura las sincretiza a todas, y porque todas son una representación del Divino Femenino y es esa energía femenina la que rezuma el templo.

Cripta de Santa Sarah.
Frente a la entrada de la cripta.

Allí, sentada frente a la entrada de la cripta, es esto lo que recibo:

“En esta cripta no ves a esa niña pequeña (Sarah Tamar), pero sientes la energía femenina de la doncella, y tanto fervor es a su capacidad de sanación y de trasmitir esperanza. El amor a Sarah es el amor a la ilusión de un nuevo mundo. Ella es la simiente de la esperanza.

Salomé y María Jacobea”.

Son muchas las personas, mujeres especialmente, que oran ante Santa Sarah, pidiendo quedar embarazadas (el culto a las imágenes negras está asociado, desde tiempos remotos, con la fertilidad). Hay ofrendas y placas de agradecimiento por los favores concedidos en cada rincón de la cripta, y es esa frecuencia de sufrimiento la que se percibe claramente, pero, por encima, lo que prevalece es la luz de la esperanza que Sarah deja en cada corazón.

Hermosa doncella negra. Te honramos.

Pero en la iglesia de las Saintes Maries el protagonismo no es único de Sarah. María Magdalena, María Salomé y María Jacobea están muy presentes en todo el templo. Hay una representación de la barca en la que llegaron las santas patronas del pueblo, cuyas reliquias se guardan en una oquedad sobre el altar que preside todo el edificio. Sobre la barca, un enorme cuadro refleja a una imponente María Magdalena con su tarro de alabastro.

Hay mucho trasiego en la iglesia, así que para encontrar una energía más serena hay que subir las escaleras que llevan al sencillo altar donde una pila de cobre se sitúa delante de un pilar con símbolos gnósticos. Allí la frecuencia es totalmente diferente.

María Magdalena sobre la barca de Salomé y María Xacobea.
Altar superior.

Salir de la iglesia es adentrarse en el bullicio de las estrechas calles con tiendas, restaurantes y terrazas que hacen las delicias de los turistas. No hay que caminar mucho para alcanzar las pequeñas y bonitas playas, ahora desiertas por la fresca temperatura. Es el ambiente perfecto para realizar nuestro sencillo ritual cátaro de bendición de las aguas. Nos adentramos un poquito para sentir el frío en nuestro cuerpo e integrar vívidamente los códigos de inicio del nuevo mundo que portan.

El agradecimiento y la felicidad nos inundó a mi amada hermana mayor y a mí. El agua es el elemento femenino por excelencia, y su capacidad de dar vida es la que nos une a ella como mujeres conscientes. Todo es armonía tras sentir a la Madre Divina en este pueblo de las Marías.

«Madre Divina bendice estas aguas».

La fiesta y la aglomeración por la celebración de Santa Sarah no nos pilló en el pueblo por poquito. Ese mismo día nos acercamos a Aigues Mortes, la pintoresca ciudad amurallada en el flanco occidental del delta del Ródano, también ligada a la peregrinación hacia Santiago de Compostela, y donde, además de la huella de María Magdalena, se siente muy presente la energía de los templarios. Aigues Mortes fue el puerto desde que se embarcaron los cruzados en el siglo XIII, del que datan sus murallas. El laureado Luis IX, rey de Francia, hijo de Blanca de Castilla, fundó la ciudad, y recibió la cruz que él y sus caballeros llevarían a las cruzadas en el hermoso templo de la misma.

En la iglesia de Notre Dame des Sablons ya la luz te transporta a otro estado de conciencia. La flor de lis, emblema de la casa real francesa, y símbolo de la descendencia de María Magdalena y Yeshua que entroncaría con los francos para crear la dinastía merovingia, está por todas partes: junto a Juana de Arco (abanderada de Jesús y María (Magdalena), junto a las reliquias de Saint Louis…

Pero es la bonita energía femenina de esta iglesia templaria la que predomina al caminar entre sus paredes de piedra. Santa Anna, una figura de mujer embarazada y la misma Nuestra Dama de los Sables remarcan esa frecuencia en la adusta construcción. Fue un gran placer para los sentidos recorrer el edifico, cuyas modernas vidrieras, confeccionadas por un artista consciente con los colores de los siete rayos, te mantiene en elevación constante.

Iglesia de Aigues Mortes.
Notre Dame des Sablons.

El paseo por las calles de Aigues Mortes también es placentero. Los jardines florecidos en mayo proporcionan más encanto a sus calles que, como guinda, estaban decoradas con grandes mariposas de colores.

«El mundo cambiará cuando nosotros cambiemos»

Cuando los discípulos de Jeshua le oían hablar del Reino de los cielos y de su próxima venida, pensaban que se materializaría en un mundo mucho mejor, en una tierra, Galilea y Judea, libre de la ocupación romana, libre de opresión y violencia y abundante en todo tipo de riquezas. Su conciencia no era capaz de integrar el mensaje espiritual del maestro, por eso, tras su desaparición, cayeron en la desesperanza al no ver plasmado en su realidad diaria ese Reino de paz, amor y benevolencia del que Jeshua tanto les había hablado.

Fue María Magdalena, la que, tras la resurrección, se acercó a los apóstoles para explicarles que ese reino debían buscarlo en su interior, y que, una vez hallasen la paz en su corazón, ellos mismos podrían cristalizarlo en su vida. Ella les quiso hacer entender que solo con la luz de su interior exteriorizada en forma de amor y compasión, y no con una revolución basada en el conflicto, la sociedad que les rodeaba podría convertirse en el Reino proclamado por el raboni.

Imagen de la película María Magdalena (2018), de Garth Davis.

María Magdalena, la compañera, la amada, fue la primera en cognizar y compartir la elevada enseñanza crística de Jeshua. Pero tampoco ella fue comprendida por los apóstoles y emprendió un camino diferente, para “hacerse oír”.

Hoy, cual los apóstoles en el oscuro primer siglo de la cristiandad, somos muchos los que no asimilamos que, iniciada ya la era de Acuario, aún no se vea plasmado el Reino de la luz en la Tierra. Asistimos perplejos a una cruel guerra en la vieja Europa y a múltiples conflictos originados por una intensa polaridad. La violencia, el caos, la intolerancia y falta de compasión y respeto por los otros seres que habitan nuestro planeta nos hacen dudar de que estemos en un proceso de transformación.

Nos duele lo que vemos y nos preguntamos: cómo es posible, cómo es que seguimos inmersos en esta oscuridad, cómo hay tantos que no ven, cómo hago para no sentirme aislada en mi universo espiritual.

Entonces, aparece la sagrada energía femenina (María Magdalena, Madre María, Isis, Madre Divina…), que guía este momento de evolución, y nos recuerda que solo alineando nuestro corazón con la divinidad, equilibrando nuestras emociones, estando en paz con nosotros mismos y siendo ajenos a la inestabilidad exterior, podremos poner un poquito de luz en la Tierra para que siga su rumbo hacia el Reino de los Cielos.

María le explica a Pedro dónde está el Reino de los Cielos.

Se trata de hacernos oír, como hizo María Magdalena, utilizando un lenguaje de luz y de paz, sin confrontación y sin resentimiento hacia los que no nos ven como somos. Con cada acto de amor hacia los demás, manifestaremos el cambio a nuestro alrededor. «El mundo cambiará cuando nosotros cambiemos» dice María a Pedro, en la última escena de la película María Magdalena, de Garth Davis.

Cada vez somos más los que conformamos la red de seres despiertos. Las semillas crísticas empiezan a florecer y unirse diseñando hermosos jardines. Han tenido que pasar más de dos mil años, pero el Reino prometido ya se palpa, y dentro de poco lo podremos ver con nuestros ojos.

Bendiciones

Helena Felipe

Magdalena y Jeshua: Femenino y Masculino en equilibrio

Encontrar a una mujer con una energía suave, linda y humilde con la que compartir el camino es un regalo del Cielo. Miriam Hernández Artigot es una de esas mujeres, y gracias a esa hermosa energía que tiene se pudo dar esta charla que me hizo sentir en una nube de amor.

Formó parte de la CUMBRE VIRTUAL SANACIÓN DE LA ENERGÍA FEMENINA que se organizó en Facebook los días 17, 18, 19 y 20 de agosto. La puedes ver en mi página de Facebook FEMENINO DIVINO.

https://www.facebook.com/648568638656770/posts/1850172705163018/

«Magdalena y Jeshua encarnaron hace más de 2.000 años como llamas gemelas. Compartían una misión sagrada: crear un camino de luz y amor para la ascensión de la humanidad.Cristo femenino y Cristo masculino, eran la representación de las energías que conforman la creación: la femenina y la masculina. Su unidad y equilibrio es la clave para ascender a la quinta dimensión.

Ahora, María Magdalena, como maestra ascendida, nos guía en este proceso de transformación instándonos a elevar lo femenino y amar y perdonar lo masculino para ir juntos de vuelta al hogar».

Bendiciones 🌹♥️

Helena Felipe


Minerva y las doncellas de la primavera

No, Minerva no es la diosa de la primavera. Ese título lo ostenta la griega Perséfone, pero a mí me susurraron el nombre de la diosa romana por excelencia, Minerva. La diosa de la sabiduría romana no estaba entre mis deidades femeninas más conocidas. Me extrañé, porque no entendí el por qué esta hermosa figura aparecía en mi meditación justo antes del equinoccio de primavera. Primer dato que podría explicar su presencia: del 19 al 23 de marzo se celebra su festividad en el Monte Capitolino, en Italia. Allí se la honra como parte de la Triada Capitolina, que conforman, junto a Minerva, Juno y Júpiter.

Considerada el reflejo de la diosa Atenea, a la romana Minerva se la relaciona también con la prudencia, con las artes y con las técnicas de la guerra. Su nombre proviene del etrusco Menrva y, para este pueblo, el estrusco, era una diosa lunar cuyo nombre significaba “la que mide”.  La adoptaron como una deidad llena de sabiduría.

Sus símbolos son la lechuza, la serpiente y la planta del olivo. Todos ellos aparecen tradicionalmente con las diosas que representan la sabiduría, Sofía, Atenea…La sabiduría, desde el comienzo de las civilizaciones, ha sido femenina, simbolizando el aspecto femenino en toda creación. Eso me lleva a otro porqué de su espontánea aparición: en primavera, la energía femenina divina está más presente y activa en nuestras vidas. Iniciamos el período del florecimiento, de apertura a la luz, de renacimiento tras la oscuridad del invierno, y todo lo que representa este período está relacionado con el rostro femenino de la Fuente Suprema. No sólo Minerva, todas las diosas centellean en el cosmos con más esplendor, y nos envuelven en sus dulces, luminosos y amorosos rayos.

La imagen que refleja a Minerva con un centauro es obra de Sandro Botticelli, ese pintor angélico del Renacimiento tan cercano a los Médici. De hecho, este hermoso cuadro acompañaba a la “Primavera”, su más célebre obra, en una sala del palacio de Lorenzo de Médici. Todas las que conocemos la trilogía de Kathleen McGowan sabemos de la relación de los Médici con el linaje y las enseñanzas de María Magdalena, así que aquí tenía otra explicación al resurgir de Minerva en mi momento de recogimiento espiritual. Botticelli muestra a una deidad femenina deteniendo a un guerrero. Ella, vestida con un traje semitransparente adornado con los tres anillos que forman el escudo de los Médici y portando una alabarda y varias ramas de olivo (símbolo de la paz), representa el triunfo de la castidad sobre el vicio, el triunfo de la pureza y la sabiduría sobre la corrupción y la guerra. A este buen auspicio nos llama el Cielo a agarrarnos: en este momento de nuestra existencia como Humanidad tengamos fe en que vencerá la sabiduría.

Bendiciones.

Helena Felipe

Matariki, las siete hermanas

Sólo recordaba ese nombre al despertar: «Matariki». Se repetía en mi mente como un mantra: «Matariki», «Matariki». No era una palabra desconocida para mí, lo cierto es que me resultaba familiar. Acudí al buscador universal para salir cuanto antes de la duda. Es el nombre que la tribu maorí da a la constelación de las Pléyades, las siete estrellas conocidas como las siete hermanas.

Claro, las Pléyades, pensé. Cómo no. Siento muy afín a la mía la energía pleyadiana. Estas siete hermanas que aparecen en nuestra bóveda celeste como las estrellas más cercanas a la Tierra han formado parte de la mitología de muchas civilizaciones. Los pobladores de la isla de Pascua también denominaban Matariki a las Pléyades, que para los pueblos maya, inca y azteca marcaban su calendario y su cultura. Los mapuches creían que la energía que proviene de las estrellas pleyadianas le otorgaba fuerza interior a la mujer. Es esa conexión con la divinidad femenina la que me une a las siete hermanas, ninfas del cortejo de la diosa griega Artemisa.

Matariki le susurró una voz a María Magdalena cuando llegó a Avalon y sus ojos vislumbraron la disposición de las islas que formaban el antiguo reino, en completa alineación con las siete estrellas hermanas, «de donde vino la madre que nos dio la vida». (El Código de la Diosa, de Illara Bettina Müsch).

Esa afirmación de María Magdalena me lleva a su origen estelar, que algunos situan en Sirio (Mary Magdalene The Way of the Rose, de Isthara Ammuna Rose), que comparte con la Pléyades el desarrollo de un importante papel en el Plan Divino de la Ascensión de la Humanidad. De la constelación de las siete hermanas proviene el ADN humano, de ahí las palabras de la maestra del Amor. En realidad, las Pléyades representan a nuestra madre galáctica. De allí llegaron las madres estelares que sembraron un ADN espiritual, con conciencia, en aquellos seres que ya pisaban la Madre Tierra desde hacía miles de años.

Al susurrame «Matariki», los seres de luz me recordaron mi origen estelar, el mismo que todos compartimos, el mismo que todos estamos llamados a recordar. Somos almas divinas en cuerpos físicos y procedemos de planetas ascendidos donde moraban seres de elevada conciencia que nos trasmitieron la enseñanza de las estrellas.

De las Pléyades y de otras galaxias involucradas en el devenir de la raza humana (Andrómeda, Sirio y Arcturus) recibimos en estos momentos de transformación mucha luz en forma de códigos divinos que, junto a los códigos originales que nos entregaron las madres pleyadianas, nos ayudan a recalibrarnos para formar la nueva humanidad.

Sí, Matariki, te recuerdo.

Bendiciones.

Helena Felipe


Magdalena y la Era de Acuario

Encuentro online gratuito-Vía Zoom

María Magdalena está muy presente en este comienzo de era. Somos muchos y muchas los que nos estamos reuniendo bajo su energía, y es que, en este momento de transformación de la humanidad, sus enseñanzas nos ayudan a recorrer el camino hacia la nueva conciencia.

En este encuentro virtual, Susagna Cabré y yo hablaremos de esta convocatoria que nos hace María Magdalena y realizaremos un práctica de conexión en silencio, primero dual y luego abierta a todas y todos los que asistan quienes, si lo desean, podrán exponer lo que hayan recibido, sentido o percibido.

Te invitamos a ser parte de esta hermosa experiencia el domingo, 14 de febrero, a las 12.00 hora peninsular española, 11.00 hora canaria.

Sólo tienes que ingresar el enlace https:bit.ly/38VOL6r en tu navegador. Si tienes descargado ya Zoom será mucho más fácil y directo.

Te esperamos con el corazón abierto!!