Minerva y las doncellas de la primavera

No, Minerva no es la diosa de la primavera. Ese título lo ostenta la griega Perséfone, pero a mí me susurraron el nombre de la diosa romana por excelencia, Minerva. La diosa de la sabiduría romana no estaba entre mis deidades femeninas más conocidas. Me extrañé, porque no entendí el por qué esta hermosa figura aparecía en mi meditación justo antes del equinoccio de primavera. Primer dato que podría explicar su presencia: del 19 al 23 de marzo se celebra su festividad en el Monte Capitolino, en Italia. Allí se la honra como parte de la Triada Capitolina, que conforman, junto a Minerva, Juno y Júpiter.

Considerada el reflejo de la diosa Atenea, a la romana Minerva se la relaciona también con la prudencia, con las artes y con las técnicas de la guerra. Su nombre proviene del etrusco Menrva y, para este pueblo, el estrusco, era una diosa lunar cuyo nombre significaba “la que mide”.  La adoptaron como una deidad llena de sabiduría.

Sus símbolos son la lechuza, la serpiente y la planta del olivo. Todos ellos aparecen tradicionalmente con las diosas que representan la sabiduría, Sofía, Atenea…La sabiduría, desde el comienzo de las civilizaciones, ha sido femenina, simbolizando el aspecto femenino en toda creación. Eso me lleva a otro porqué de su espontánea aparición: en primavera, la energía femenina divina está más presente y activa en nuestras vidas. Iniciamos el período del florecimiento, de apertura a la luz, de renacimiento tras la oscuridad del invierno, y todo lo que representa este período está relacionado con el rostro femenino de la Fuente Suprema. No sólo Minerva, todas las diosas centellean en el cosmos con más esplendor, y nos envuelven en sus dulces, luminosos y amorosos rayos.

La imagen que refleja a Minerva con un centauro es obra de Sandro Botticelli, ese pintor angélico del Renacimiento tan cercano a los Médici. De hecho, este hermoso cuadro acompañaba a la “Primavera”, su más célebre obra, en una sala del palacio de Lorenzo de Médici. Todas las que conocemos la trilogía de Kathleen McGowan sabemos de la relación de los Médici con el linaje y las enseñanzas de María Magdalena, así que aquí tenía otra explicación al resurgir de Minerva en mi momento de recogimiento espiritual. Botticelli muestra a una deidad femenina deteniendo a un guerrero. Ella, vestida con un traje semitransparente adornado con los tres anillos que forman el escudo de los Médici y portando una alabarda y varias ramas de olivo (símbolo de la paz), representa el triunfo de la castidad sobre el vicio, el triunfo de la pureza y la sabiduría sobre la corrupción y la guerra. A este buen auspicio nos llama el Cielo a agarrarnos: en este momento de nuestra existencia como Humanidad tengamos fe en que vencerá la sabiduría.

Bendiciones.

Helena Felipe

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