Avalon y el equilibrio femenino-masculino – y 3ªparte

Lammas y la tradición cristiana de la Abadía

Estar en Glastonbury durante la celebración celta de Lammas o Lughnasadh, como es también conocida, fue un hecho totalmente “fortuito”. No habíamos tenido en cuenta esta fecha, pero nos llenó de alegría saber que podríamos participar en alguno de los eventos programados. La mañana del 1 de agosto estaba anunciada una meditación de Lammas en Chalice Well y bien tempranito me puse en marcha hacia el Pozo del Cáliz, no sin antes parar a por mi expresso doble con leche de soja en la cafetería que, dicen, tiene el mejor café del pueblo: My Fine Deli.

El sol brillaba con timidez ese martes y no había presagio de chubascos, así que la alegría por la celebración era aún mayor. En la zona verde situada al lado de la piscina de la Vésica Piscis se habían colocado varios bancos en torno a un brasero de fuego, y todo invitaba a sentarse cerca de las hipnóticas llamas.

La entrada a Chalice Well era gratuita la mañana de Lammas.
Fuego, bancos para sentarse y comida vegana para celebrar.

Deduje que la meditación sería en aquel lugar, adonde cada vez llegaban más personas, la mayoría gente local, pero cuando llegó la hora anunciada vi que no había movimiento, y con mucha prisa subí hasta el pozo y santuario. Acababa de comenzar el acto, pero pude situarme junto a la celosía que lo rodea. Después de las bellas palabras de los dos conductores de la meditación, entramos en un silencio solo roto por el canto de los pajaritos. Fueron diez minutos en los que sentí elevarse la vibración a un nivel tal, que solo es posible cuando los corazones pulsan en unidad. Desde el sagrado punto donde se frecuenciaron las aguas con la energía de amor incondicional de la familia crística hace dos mil años, la luz, la gracia y el amor se expandieron a toda la Humanidad. Ese fue el deseo que se expresó y con el que todos los presentes resonamos.

En Lammas se celebra y se da la bienvenida a la primera cosecha de granos, y como muestra, se repartió a cada participante en la meditación un trocito de pan blanco.

Reparto de trocitos de pan blanco después de la meditación.

El trigo es uno de los cereales que se utilizan para atraer la fertilidad y la suerte monetaria. Una enorme espiga de pan destacaba entre las flores amarillas, naranjas y blancas que simbolizaban la luz del sol y que adornaban el pozo. Lammas señala el punto medio de la época cálida del año y honra al dios celta del sol, Lugh, así que todo hacía alusión a la fiesta celta. La belleza de la Vésica Piscis aumentaba aún más con aquella espléndida ofrenda, y todo en torno al pozo era alegría y unidad.

El Pozo Sagrado de la Vésica Piscis adornado para Lammas.

Fue difícil salir de la burbuja de amor de Chalice Well, pero quería acercarme a White Spring antes de que se llenara de gente. La cueva santuario a los pies de la colina de Tor ha sido un lugar de peregrinación desde hace milenios. Entrar en White Spring es adentrarse en uno de los misterios de Avalon, ya que en su interior brota un manantial de agua blanca, con alto contenido en calcita, que se recoge en tres piscinas construidas en base a los principios de la geometría sagrada. La pureza del agua y su capacidad sanadora invitan a muchas personas a bañarse en estos estanques, pero reconozco que hay que ser muy osado para adentrarse en un agua completamente helada. En mi primera visita lo logré, sólo hasta las rodillas, por eso siempre me impresiona cuando veo, como en esta ocasión, a mujeres completamente sumergidas, como hacían las sacerdotisas druidas que veneraban a Brigid y a Nuestra Señora de Avalon.

En el interior de White Spring está prohibido sacar fotos, para preservar la intimidad de las personas que se bañan en los manantiales.

En White Spring hay pequeños rincones donde se rinde culto las antiguas energías y espíritus de Avalon. La oscuridad del espacio, solo rota por las velas de los altares, te invita al recogimiento, y el sonido del agua te arrulla con su rítmico fluir. Una vez más me dejé guiar por la intuición y me desvié hacia un lateral. Allí me encontré con el pequeño altar en honor al Rey del Reino de las Hadas. De nuevo, el Masculino Sagrado se hacía muy presente.

Había decidido dejar para los últimos momentos del viaje la visita a la Abadía. Construida sobre la línea ley de María (la mayoría de iglesias europeas están levantadas sobre líneas ley), es el complejo monástico cristiano más antiguo de Gran Bretaña y, en su momento de mayor esplendor, fue la abadía más rica de Inglaterra.

Las 10 libras que cuesta la entrada están bien amortizadas si dispones de tiempo para perderte entre las históricas ruinas, los hermosos senderos y los grandes parques que ocupan 14,5 hectáreas de extensión.

Ruinas de la Abadía de Glastonbury, que en su día fue la más rica de Gran Bretaña.

La Abadía de Glastonbury enlazó la tradición cristiana con la religión druídica, ya que el lugar donde José de Arimatea construyó un sencillo templo a su llegada a tierra británica ya era tenido por sagrado por los druidas, quienes creían que las líneas telúricas son vías espirituales y manifiestan la vida en la Tierra.

Aquella primera iglesia se construyó con la ayuda de los druidas como lugar de conexión con el Sagrado Femenino. Más tarde, cuando el cristianismo se implantó como credo en Gran Bretaña, se atribuyó su culto a la Virgen María.

Independientemente de la advocación de aquella primera capilla, todo en el interior del complejo de la Abadía nos invita a entrar en nuestro interior, sin más dogma que el del seguir el caminar de tu alma y sentir la serenidad y la elevada frecuencia de un lugar sagrado donde confluyen la energía crística con la espiritualidad celta.

El mural de María Magdalena se encuentra en el interior de la Capilla de San Patricio.

En mi anterior visita me detuve mucho en las edificaciones, así que, en esta ocasión, quería dedicarme a sentir la vibración de los senderos, los jardines, los lagos y, especialmente, el huerto de manzanos. Aún así, no pude dejar de entrar en la Capilla de San Patricio para ver nuevamente a mi amada María Magdalena, aunque aquí aparece representada portando los siete pecados que el patriarcado católico asocia con ella.

Pero el deleite de mi alma comenzó entre los hermosos árboles que te reciben en el camino que circunda toda el complejo de la Abadía. Sus enormes troncos te hablan del tiempo que llevan conectados a Madre Tierra en este espacio tan especial. Uno de ellos me atrajo inmediatamente. Nunca vi un olivo tan inmenso, justo en el lateral desde el que se observa la llamada Tumba del Rey Arturo.

Los hermosos y antiguos árboles que circundan los restos de la Abadía.
El hermano olivo más inmenso y mágico que vi jamás.

No quise desviarme del sendero, así que seguí recorriéndolo en contemplación hasta llegar a la zona de los estanques. El trabajo con el agua era otro de mis objetivos, y junto a ellos me detuve viendo nadar a los peces.

The way you flow, the way you are”. La conciencia del Yo Superior me susurra primero en inglés.

Las ondas del agua en espiral, de dentro hacia afuera, el mismo sentido que la sabiduría del corazón”.

El agua es el elemento que mejor refleja tu identidad”.

Incluso en un estanque hay movimiento”.

Trabajo con el agua en uno de los dos lagos del interior.

Mensajes que llegan como gotas de agua mientras, sentada junto al mayor de los lagos del interior de la Abadía, observo como los obreros retiran las estructuras de lo que tuvo que haber sido un escenario, un pequeño grupo de niños ríe con las bocas abiertas de los peces y tres hombres pasan en distendida conversación a mi lado. Es como si el Masculino se quisiera hacer oír de nuevo, algo que he ido sintiendo intensamente durante todo el viaje y que se intensificó en el huerto de las manzanas.

Precisamente el huerto de las manzanas está considerado un lugar de conexión con la Diosa. Se dice que era el jardín de sus sacerdotisas, y las manzanas simbolizan la sabiduría divina femenina. Avalon, la isla de las manzanas, es uno de los lugares sagrados del planeta más asociados a la Diosa, aunque, como chakra corazón de la Tierra, sostiene la energía de la sagrada unión entre el femenino y el masculino.

El huerto de los manzanos, lugar de conexión con la Diosa.

Bien posicionada ante uno de los manzanos me dispongo a conectar y esto es lo que recibo:

Al prohibir la manzana, al considerarlo el fruto prohibido, se priva al hombre de acceder a la sabiduría del corazón”.

La que me habla es Morgana, quien continúa:

Salomon give us the power of the choice without selling our home. The divine home is representing heaven on every choice.

So, give us the frecuency of the lost love, so we can repair your hearts from any pain you charge. Here arte the elementals you know, guide your presence to our Lord”.

Salomón nos da el poder de elegir sin vender nuestra casa. El hogar divino representa al Cielo en cada elección. Así que dadnos la frecuencia del amor perdido, para que podamos reparar vuestros corazones de cualquier dolor que carguen.

Aquí están los elementales que conoces. Guía tu presencia hacia el Señor”.

Recibiendo, en el huerto de los manzanos.

Mi mente no comprende la aparición del rey Salomón en un mensaje de Morgana, pero intento dejar la mente a un lado para embriagarme de la energía que me rodea en el huerto de los manzanos, donde todo lo que se me muestra tiene que ver con el Masculino. Siento muy profundamente la frecuencia de Yeshua en ese lugar, y junto a él a Salomón, Arthur y Joseph of Arimatea, quien toma el relevo para decir:

Los hombres que buscan el Grial buscan encontrar su copa, su feminidad, para abrazarla y seguir adelante con compasión y amor.

Yo no traje el Grial abstracto. Acompañé al femenino en el exterior, y en mi pecho encendí la triple llama, amor, poder y compasión. En el Grial que portas, pequeña niña, está la sabiduría divina del Amor.

El rey Arturo encontró en Ginebra su grial exterior. La princesa perdida se quedó a su lado pese a la sombra de su amor (Arturo)”.

Habría tanto que contar sobre Arturo y su relación con la familia crística. Unos metros más allá está señalizada su tumba, aquella a la que fueron trasladados los restos encontrados por unos monjes en 1191, y que es asiduamente visitada por todos los que llegan a Glastonbury atraídos por las leyendas artúricas y del Santo Grial. También yo me acerqué, pero con la convicción de que los restos del gran rey no descansan ya en ese suelo, que no por ello deja de ser menos sagrado.

Tumba del Rey Arturo, con Our Lady Chapel al fondo.

Fue la Capilla de Nuestra Señora, Our Lady Chapel, la que centró por completo mi atención. Toda ella está repleta de símbolos y marcas. En el lateral izquierdo recordaba encontrar grabados en la piedra los dos nombres más importantes para mi alma: Jesús y María. La primera vez que los descubrí lloré de emoción, cuatro años después, al volver a recorrer cada letra con mis manos, sonreí porque ya no me resulta sorprendente la unión de esos nombres. Los maestros del Amor, Yeshua y María Magdalena, sembraron la semilla crística en Avalon, juntos, y como parte de su misión. Es a ella, a María Magdalena, a quien se la representa en esa inscripción, aunque la capilla esté bajo la advocación de la Virgen María.

Los nombres de Jesús y María están grabados en la pared sur exterior de la Capilla.

El arco de entrada al templo es un crisol de símbolos del Sagrado Femenino: rosas y flores de lis. Bajo uno de sus arcos, el de la llamada Capilla Galilee una voz me susurró “en el nombre del amor eres consagrada”.

La frecuencia de Our Lady Chapel es de consagración al amor.

En la parte baja de Our Lady Chapel, se encuentra la Cripta de José de Arimatea. En mi visita anterior no me detuve en ella, pero en este viaje él fue uno de mis guías y puso ante mis ojos lo que antes no había tenido conciencia para comprender. Casi imperceptible, bajo un cristal, y a los pies de una moderna escalera, se halla el llamado pozo de José de Arimatea. Se alimenta de un manantial de roca natural y está documentado desde la edad media, cuando la cripta se convirtió en destino de los peregrinos que viajaban en busca de la sanación atribuida al agua de este manantial. De nuevo, el agua, un agua milagrosa frecuenciada con la energía crística al igual que la de Chalice Well, sólo que aquí, siglos después, este pozo sagrado pasa desapercibido y es inaccesible.

El pozo de José de Arimatea fue otro de los descubrimientos guiados.

Tras la inmensa alegría de descubrir el manantial de José de Arimatea di por terminado el recorrido por la Abadía, convencida de que lo que allí se encuentra va mucho más allá de la tradición católica y de la leyenda artúrica.

Gog y Magg y la red arbórea

En el último día de nuestro viaje el pronóstico de chubascos era desalentador. El verano inglés es como una montaña rusa climatológica. De repente cae un aguacero enorme y a los diez minutos escampa, sale el sol, se vuelve a cubrir y otro aguacero, así que tienes que estar preparada para todo. En un momento de ausencia de lluvia, aproveché para hacer las últimas compras en el centro del pueblo. Justo cuando salía de la tienda, agua a raudales, así que busqué refugio en la iglesia que me quedaba por visitar.

De nuevo Magdalena ante los pies de la cruz, esta vez en el altar de St Benedict´s Church.

St Benedict´s Church sigue el mismo concepto de iglesia abierta que St John, pero no es centro de visitas turísticas. Está un poquito apartada y parece dedicada al culto local. Estaba completamente vacía cuando entré buscando guarecerme de la lluvia. En su interior, mayor simplicidad aún que en los otros templos, y unas preciosas vidrieras que acaparan todo el protagonismo. En la que preside el altar, de nuevo, la presencia de María Magdalena a los pies de la cruz, algo que se repite en todos los templos de Glastonbury. Y en el lateral, una escena en la que Yeshua aparece predicando ante un grupo de hombres y mujeres, en la que destaca una figura femenina ataviada de rojo. Quien tenga ojos para ver, que vea.

Yeshua predicando ante un grupo de hombres y mujeres.

Siguiendo la estela de María Magdalena vuelvo a la capilla de St Margaret. La amenaza de tormenta hizo que me encontrara a solas y pudiera empaparme de una energía más limpia y serena, como si el agua hubiera purificado la frecuencia en su interior.

El jardín de St Margaret´s Chapel parecía una burbuja mágica tras la lluvia.
Sentí muy diferente la energía del interior de la capilla en mi segunda visita.

Después de la velita de ofrenda me entrego a recibir:

Today the choice is to remeber who you are, and start again”.

Hoy la decisión es recordar quién eres y empezar de nuevo”.

¡La presencia del amor en tu vida es tan pura y constante! Aún así debes comprender que la compasión es el primer paso para ser un corazón limpio y puro. Todo el mundo quiere ser oído y aceptado, incluso si están cerrados a abrazar la luz de Cristo.

Recuerda abrir tu corazón a aquellos que se sienten desatendidos y aislados y sé tierna con ellos. No sólo este camino, el camino del amor es para ti y para todos a tu alrededor. A todos los seres humanos se les ofrece este sendero.

La percepción del Amor está fortaleciéndose con el ascenso celestial.

El único camino para contribuir al proceso de ascensión es estar en disposición de seguir lo que tu alma te muestra para entender que vivir en la Tierra es felicidad y que vendrán días gloriosas al final.

Estar conmigo es estar con el Cristo vivo de compasión y amor”.

Al final de este profundo mensaje, María Magdalena me invita a visitar a Gog y a Magog, así que no dudo en ponerme en camino a primera hora de la tarde.

El cielo se abre lo suficiente para disfrutar con calma de la ruta que me lleva hasta los hermanos robles atravesando prístinos prados y frondosos senderos. Es en estos momentos, sola en la magnética naturaleza que rodea Glastonbury Tor, cuando siento el balance perfecto en mi interior que provoca la energía que emana esta tierra sagrada.

El frondoso sendero que lleva hasta Gog y Magog.

Gog y Magog me reciben con toda su grandeza. Son los únicos supervivientes de aquellos robles de Avalón que fueron talados, en su mayoría, en 1906. La amplitud de diámetro de sus troncos hace pensar que tengan, al menos, mil años. Gog, tristemente, no pudo sobrevivir a un incendio originado por una vela dejada en el interior de su tronco en 2017, pero Magog resplandece por encima de las vallas que el propietario del terreno donde se ubican ha colocado para protegerlos.

Gog, en primer término, y Magog, ahora protegidos por una valla.

Me encuentro sola ante estos árboles considerados sagrados ya por la comunidad druida del lugar y la alegría de una fiesta me embarga. Una cancioncilla viene a mi mente, en inglés, y a través de ella rememoro una de las muchas celebraciones que se realizaba ante los hermosos robles. Cantos y bailes mientras recogían el muérdago y celebraban “el cielo en nuestras almas”. A Gog y a Magog se acudía para celebrar la alegría de vivir y “vacíar” los deseos del corazón. Ellos, hoy en día, te piden que les cuentes lo que hay en tu corazón y te dicen que tienen “dos nombres para el mismo amor”.

La vuelta hacia Tor la hago envuelta en la alegría de la comunidad druida y con paso ligero. Mis últimas horas en Avalon me han reconectado con esa energía de Madre Tierra a la que sus antiguos pobladores se sentían estrechamente ligados. Dicen que Avalon acompaña a Madre Tierra en la ascensión y colabora en este bendecido proceso, comunicándose con el mundo terresrte, especialmente, a través de las mujeres.

Envuelta en la alegría de la conexión druida, de vuelta a Tor.

En este viaje, la mujer que soy en esta encarnación ha sentido el llamado de Avalon de honrar al masculino y de equilibrarlo con el femenino para lograr la unidad que conduce a la ascensión de la raza humana. Todo me ha hablado del Divino Masculino, no sólo a través de los mensajes de los maestros ascendidos que me han guiado, José de Arimatea, sobre todo, sino de los actos llevados a cabo por los hombres que nos hemos cruzado durante estos casi ocho días.

Arturo y Ginebra, Yeshua y María Magdalena, Joseph y María, dos nombres para el mismo amor. El agua blanca y el agua roja, las líneas ley de San Miguel y de María, Gwyn-ap-Nudd y Morgana La Fey… En el chakra corazón de este planeta, la dualidad se disuelve para hacer emerger la unidad sagrada que sana a cada ser y, por extensión de vibración, a toda la Humanidad. En Avalon ya se vive en la frecuencia que tendrá Gaia en próximos años. Sí, Avalon ya es.

Bendiciones.

Helena Felipe

Avalon y el equilibrio femenino-masculino -2ªparte

Chalice Well y las aguas crísticas.

El domingo comenzó con un pronóstico de chubascos que nos impulsó a la calle con rápidez. Enfilamos Magdalene Street y me detuve ante St Mary’s and the Shrine of our Lady of Glastonbury Church. Algo me impulsaba a entrar en esta iglesia, la más usada por la ciudadanía del pueblo para sus actos litúrgicos. Al acercarnos comprobamos que estaba cerrada, y ya nos dábamos la vuelta cuando una señora nos dice “¿queréis entrar? Yo tengo la llave”. Así, por arte de “magia” se suceden las cosas en Glanstonbury. Entramos a un templo completamente blanco, sencillo, de pequeñas y coloridas vidrieras. En el altar mayor, una bonita Lady of Glastonbury, que porta en el brazo izquierdo a un pequeño Yeshua sosteniendo la bola del mundo y en la mano derecha una florecida vara de espino blanco.

Altar mayor de Our Lady of Glastonbury.

Dice la historia que es a esta María a quien estaba dedicada la capilla que José de Arimatea levantó en lo que hoy es la abadía y a la que acudían en peregrinación los ingleses ya antes del siglo VII de nuestra era. Nuestra Señora de Glastonbury es considerada la abogada de la unidad de los cristianos del país, un país que es reconocido por su devoción a la Virgen María, especialmente desde finales del siglo XIII.

En la vidriera central, Magdalena arrodillada ante la cruz.

Ver esta figura con el espino sagrado en su mano me confirmó la asociación entre esta Lady of Glastonbury y la María esenia que recaló en Glastonbury con el resto de la familia nazarena en el siglo primero de nuestra era.

Nuestra siguiente parada era el mágico jardín del Chalice Well. El mal tiempo parecía haber retenido a la gente, porque las calles de la localidad estaban prácticamente vacías, así que aprovechamos para acercarnos a Well House Lane, la calle aledaña a Chalice Well, donde se ubican las fuentes roja y blanca, Red Spring y White Spring, para poder beber de ellas sin tener que esperar a que los campistas llenaran sus bidones de agua. Pudimos cumplir con el ritual de beber de las aguas crísticas masculina y femenina antes de entrar en el jardín.

Fuente pública de agua roja, en Well House Lane.

Con las aguas internas equilibradas nos adentramos en Chalice Well, el más amado pozo sagrado de Gran Bretaña, donde los jardines que rodean las fuentes nos recuerdan al jardín del Edén. Recorrerlo es una forma de entrar en recogimiento y de conectar con la Divinidad. Desde el fondo hasta la parte superior, cada “sala” del jardín refleja una peculiar y única conexión con la naturaleza.

El camino empieza en la piscina de la Vésica Piscis, donde el agua cae desde cada uno de los siete cuencos con forma de infinito creando la sensación de que escuchas el arroyo de una montaña. En esta zona es donde hay más espacio para sentarse en grupo sobre una tupida alfombra verde de césped.

La piscina de la Vésica Piscis es la primera «sala»del Chalice Well.

Desde allí, el sendero te lleva a una de las zonas que me gustan especialmente, donde se alzan al cielo los enormes tejos que forman la entrada a los jardines interiores. Cada uno de ellos es un antiguo ejemplar de gran sabiduría, cuyas ramas se unen tejiendo una red de equilibrada energía. El tejo es un árbol que da flores masculinas y femeninas. Sagrado para los celtas, formaba parte de sus rituales de vida y muerte, y aquí, en Chalice Well crean un templo natural y nos hablan del renacer espiritual.

Los milenarios tejos que entretejen sus ramas creando red.

Siguiendo el recorrido apareces en la piscina de sanación, adonde llega una agua helada procedente de la cascada del Rey Arturo. Meter tus pies en esta piscina es propio de valientes como mi hermanita y aquellos que quieren experimentar las cualidades del hierro rojo que contiene el agua. Yo solo me atreví a mojar la frente para aliviar la densidad que sentía en mi chakra corona.

En el agua helada de la piscina sanadora del rey Arturo.

Justo encima está la fuente del León, único lugar donde se puede beber el agua, tan pura, fría y rica en hierro como la del chorro llamado Red Spring. Dicen que un sorbito es suficiente, debido, precisamente, a la gran concentración de hierro.

La roja fuente del León, con flores durante el portal del León.

Desde la fuente del León nos dirigimos con paso lento al corazón del jardín: el pozo sagrado cuya tapa representa una Vésica Piscis atravesada por una lanza, la divina unión, la geometría que simboliza la unión del Cielo y la Tierra, del Espíritu y la materia. Aquí, la atmósfera la sentimos un poco cargada, como en los lugares visitados antes donde se reúnen muchos grupos de almitas, así que permanecimos poco tiempo en esta ocasión. La energía me llevaba hacia un lateral, donde descubrimos otro pozo ante la pequeña imagen de una hermosa diosa pagana.

El pozo que encontramos delante de la imagen de una bella diosa y donde sentimos el vórtice de energía.

Allí, de manos, sobre las rejillas del pequeño pozo, dejamos que el vórtice de energía nos envolviera en un ligero vaivén. Fue el momento más especial del día en Chalice Well, justo tras el cual el cielo empezó a descargar gran cantidad de agua. Nos refugiamos en uno de los escondidos columpios de madera de la zona conocida como The Meadow, y allí nos relajamos entre la humedad del ambiente.

En un descanso de la lluvia nos apresuramos a salir, pero, de nuevo, una poderosa energía nos atrajo hasta el muro lateral que linda con la fuente de agua roja. Justo frente a los sabios tejos, un hermoso árbol cuyo tronco se enrosca en forma de cadena te invita a sentarte. A su lado, una curiosa imagen femenina que recuerda a las diosas más antiguas de la Tierra. El Femenino Sagrado nos guiaba hasta el último momento de nuestra visita.

El Sagrado Femenino presente en pequeños rincones.

Volvió la lluvia, tan de repente como se había ido, así que decidimos refugiarnos en uno de nuestros sitios claves, el Templo de la Diosa. Estábamos deseosas de calentarnos con sus mantitas en la bonita sala, pero no fuimos las únicas que buscamos guarecernos de la lluvia allí. El Templo estaba lleno, y a pesar de ello, se respiraba paz y serenidad.

La tarde se presentaba gris y húmeda, así que decidí dar un pequeño paseo por unas calles completamente vacías antes de coger el camino de vuelta al hotel, mientras mi hermanita volvía a subir a Tor.

Magdalene Street en una típica tarde de verano inglesa.

Aprovechando otra pausa de la lluvia, me desvié por unos de los senderos que sube a WearyAll Hill para conectar con la red arbórea de Avalon. Este era uno de mis mayores anhelos en este viaje: unirme a la red que hace de puente entre el Cielo y la Tierra en un lugar donde los hermanos del reino vegetal realizan esta labor desde hace miles de años. Uno de los robles de la frondosa hilera fue el guardián que me dio la bienvenida a la conexión con Madre Tierra.

De vuelta al hotel, ya me sentía en casa, en un lugar familiar para mi alma.

Las praderas de Tor y Paradise Lane

En el quinto día de estancia, pude profundizar en la reconexión con Madre Tierra transitando senderos sobre las líneas ley que atraviesan Avalon. En esta ocasión, mi compañero de camino fue Tobías, el alma sabia y antigua que apareció en WearyAll Hill la tarde del sábado. Tobías se ofreció amablemente a venir desde su Devon natal para acompañarme a descubrir ese Avalon puro, apartado de los rituales, que yo deseaba conocer.

Iniciamos un nuevo ascenso a Glastonbury Tor por el sedero más cercano a White Spring. El laberinto natural que rodea la colina discurre discurre sobre dos líneas de energía dragón: la llamada Mary Line y la St Michael Line. Se enroscan en forma de espiral alrededor de la colina y justo en lo alto, donde se alza la torre, en su mismo centro, se cruzan creando un punto neutro y equilibrado entre las energías femeninas y masculinas.

En el interior de Tor se cruzan las líneas ley masculina y femenina.

Junto a Tobías, completamente y milagrosamente solos en el interior de Tor, experimenté ese equilibrio divino que conduce hacia la conciencia crística. Tobías entonó un cántico que honró la frecuencia del bendito portal en el que nos encontrábamos y cada uno recibió un mensaje sobre un tiempo pasado en Avalon.

Esta vez, sentí profundamente a Tor, y alzando los brazos y dejándome vapulear por el elemental del viento me inundé de una felicidad inmensa.

Descendimos por el sendero que lleva a las praderas donde se cruzan otras dos líneas de alineación: Camelot Line y Iona Line. El paseo en contemplación es una forma de aquietar la mente y conectar desde el corazón con todo lo que te rodea y, de esa manera, Tobías y yo recorrimos las sendas que rodean Tor. Cada árbol, cada arbusto, cada trinar de pájaro nos maravillaba.

Tor siempre en el horizonte.
Cada roble del camino enroscaba sus ramas en forma de espiral mostrándonos su conexión.

Los pasos se sucedían uno tras otro mientras conversábamos sobre la naturaleza, hasta que, en un cruce, dimos con un cartel que indicaba “Gog y Magog”. Solo unos metros antes le había preguntado a mi sabio amigo por estos dos milenarios ejemplares de roble, considerados sagrados por los druidas. Tenía un profundo llamado para ir a conocerlos, algo que no pude hacer en el anterior viaje. Y justo ahí, delante de nosotros, aparece el sendero que lleva hasta ellos. De nuevo, todo guiado.

El camino que lleva hasta Gog y Mag discurre por la llamada Paradise Line. Las líneas ley o senderos del dragón son rutas de energía magnética que conectan lugares sagrados en donde se localizan importantes vórtices a lo largo de todo el planeta.

Glastonbury está surcado por estas alineaciones energéticas que producen efectos en todos los seres. La que llega hasta Gog y Mag atraviesa un paisaje esplendoroso: robles inmensos, tupida vegetación, verdes praderas…y a lo lejos, siempre la torre de Tor. De hecho, me cuenta Tobías que en una de esas praderas están señalados con rocas los doce signos del zodiaco y que Tor está justo en el centro.

La pradera sobre la que están señalados los signos del zodiaco.

Marcas y símbolos en una extensión de 16 kilómetros a la redonda con la torre de Tor como epicentro, reflejo todo ello de la cultura druida, experta en interpretar las estrellas, las constelaciones y el zodiaco. Todo en Avalon evoca a lo extraordinario.

El sendero que atraviesa Paradise Lane.

Caía la tarde y el sendero hacia los hermosos robles milenarios se alargaba, así que decidimos dar la vuelta para volver al centro del pueblo. En el camino de regreso, nos adentramos en la zona que alberga las más antiguas edificaciones de Glastonbury, esas bellas casitas de estrechas ventanas y floridos jardines que hay que encontrar saliéndose de las calles principales.

Al fondo, Glastonbury Market Cross, punto de encuentro.

El día terminó en la plaza principal donde se encuentra la Glastonbury Market Cross, una estructura que termina en forma de cruz y que sirve de punto de encuentro para todo el mundo, además de ser el centro neurálgico del pueblo, donde puedes sentarte a comer algo o disfrutar del bullicio de las tiendas y cafeterías que la rodean.

(Continúa en la 3ª parte)

Avalon y el equilibrio femenino-masculino -1ªparte

Avalon ya está aquí, Avalon ya es. Antes de viajar a Glastonbury, oía esta doble afirmación y pensaba que quizás, cuando llegara a la “Isla de las manzanas”, iba a ser capaz de ver con mis propios ojos a los seres de sexta dimensión que habitan en la ciudad etérica, porque si Avalon ya es, lo normal es que podamos distinguirla con alguno de los sentidos ya desarrollados o, al menos, percibirla con los supra sentidos que estamos activando durante el proceso de ascensión.

Ya había estado en la ciudad física sobre la que se sitúa Avalon en 2019. Glastonbury, en Somerset (Inglaterra), me pareció entonces, y bajo el estado de conciencia que tenía en esos momentos, una ciudad mágica donde los cuentos de hadas se hacen realidad. En esta ocasión, viajaba para conectar con el Avalon donde se vive en la dimensión del amor incondicional y de la unidad, y eso fue lo que solicité al Cielo, con toda la inocencia y pureza de un corazón entregado.

En todo viaje iniciático aparecen resistencias, pruebas y señales desde el primer día, y en esta ocasión no podía ser de otra manera. En el aeropuerto de salida, Bilbao, los “duendes” se encargaron de hacerme desaparecer el libro en el que llevaba intercaladas las hojas con la información recabada para el viaje, incluyendo un mapa con los sitios sagrados y las líneas ley que los atraviesa, además de los trabajos espirituales que quería llevar a cabo. Primera prueba: enfréntate al vacío y déjate llevar.

The Holy Thorn

Ya anochecía cuando llegamos al hotel, pero nuestra emoción nos hizo salir casi inmediatamente y recorrer los 10 minutos a pie que nos distanciaban del centro de Glastonbury. De noche no hay actividad alguna, salvo en los pubs, y la ciudad nos recibió con una quietud atípica en un lugar tan frecuentado durante el día.

St John´s Church y su magia envolvente durante la noche.

Nuestros pasos nos llevaron hasta el jardín de entrada a la Iglesia de San Juan el Bautista, St John´s Church. Cuatro años antes no pudimos conocerla porque estaba en obras y yo, especialmente, tenía un llamado muy fuerte de ese lugar. Me dirigí de forma casi automática hacia los pequeños árboles situados en el lateral izquierdo. Acerqué mis manos y mi cara a las ramas de uno de ellos y, en ese preciso momento, comencé a sentir a Avalon. Las lágrimas empezaron a asomar en mis ojos sólo por la frecuencia que emitía el amado hermano árbol, que, justo delante, y sin yo haberlo visto, era presentado en un cartelito como “Holy Thorn”, espino sagrado.

El espino sagrado de José de Arimatea nos dio la bienvenida.

Según la leyenda, una rama de espino blanco conformaba el bastón que José de Arimatea, tío de Yeshua y sabio miembro de la familia crística, ancló en la colina por donde entró a Avalon, junto a otros hermanos de la comunidad cristiana primitiva, para crear lo que fue después la primera iglesia cristiana de Reino Unido. Esa colina, una de las puertas de acceso a la ciudad, resultó ser la colina que veíamos desde las ventanas de la habitación de nuestro hotel y que sentí el deseo de subir ya la primera noche, sin saber que era WearyAll Hill, el lugar de llegada de la familia de Yeshua y sagrado lugar de anclaje de la frecuencia crística.

Bride´s Mound, el templo de la Diosa y el Sagrado Femenino

Sin nada programado, pero todo guiado. Y así quedó claro desde nuestra llegada. A la mañana siguiente, no sabíamos adónde dirigirnos primero. Me vino al corazón, que no a la cabeza, visitar otro de los lugares que nos quedó pendiente del viaje de 2019: Bride´s Mound. Lo busqué en Google Earth y, oh sorpresa, quedaba a tan sólo 15 minutos caminando desde nuestro hotel. Allí nos dirigimos, pero no es un sitio bien señalizado, así que dimos un par de vueltas por el polígono industrial que, según el satélite, había que atravesar, antes de dar con un discreto cartel al comienzo de un camino entre verdes parcelas. Era una mañana de templados rayos de sol, así que nuestra alegría era grande mientras caminábamos hacia el bello y escondido paraje llamado el montículo de la novia. ¿A qué novia podría referirse?

El pequeño cartel que te indica el camino a Bride`s Mound.

Los cardos escoceses y las múltiples variedades de flores nos dieron la bienvenida a la pequeña colina donde encontramos una placa con una cruz celta, a la cual estaba atado un cordel rojo. Allí, mi hermana del alma y yo unimos las manos, y agradecimos el recibimiento de la comunidad femenina, cuya energía es tan palpable en el lugar. Fuimos reconocidas como hijas de la Diosa e invocamos a Brigid y a María Magdalena, justo en el punto donde dice la historia que hubo una capilla dedicada a María Magdalena que, años después, fue rededicada a Santa Brígida, la santa de origen irlandés que permaneció varios años en la zona, allá por el año 488 después de cristo.

Mi amada maestra del Amor, María Magdalena, se hizo presente desde el primer día y, aunque en este peregrinaje no fue la energía del Sagrado Femenino la que predominó, siempre estuvimos sostenidas por la hermandad que es tan evidente en Glastonbury, chakra corazón del planeta, y tierra de culto a la Diosa.

En este punto, la leyenda cuenta que hubo una capilla dedicada a Magdalena.

Aunque bride en inglés se traduce como novia, se dice que el nombre de la pequeña colina proviene de Bride, Brigid y Brighde, la Triple Diosa de los celtas. Bride es conocida como la guardiana de los pozos y fuentes, y si hay algo que abunda en Glastonbury son los pozos y las fuentes, por las que es mundialmente conocida. Es en sus aguas donde se codificó la energía vibracional llevada por Yeshua, María Magdalena, José de Arimatea y Madre María en sus viajes a Britania hace dos mil años. Y esa esa vibración la que convirtió las aguas de los pozos de Chalice Well en agua eternamente sanadora.

Sin haberlo organizado, comenzamos nuestra ruta en una de las siete puertas de entrada a Avalon, un hermoso lugar consagrado al Sagrado Femenino poco frecuentado y, por ello, aún más especial.

La cruz que simboliza a Brigid aparece desdibujada.

Desde Bride´s Mound emprendimos el paseo hasta el centro del pueblo. Nuestra siguiente parada era el Templo de la Diosa, parada obligatoria para todas las sacerdotisas que caminan en el sendero femenino. Sólo su ubicación ya es un deleite para los sentidos: un pequeño patio circundado por bellas tiendas en el cual cada rincón es una sorpresa. Abre de 12 a 16 horas y en el interior de su pequeña sala todo gira en torno al panteón de las diosas que las leyendas sitúan en Avalon. Este pequeño y concurrido templo es uno de los puntos neurálgicos de Glastonbury.

Escalera de acceso al Goddess Temple.

A veces es difícil encontrar un hueco para sentarte en el suelo en torno al altar principal dedicado a la Dama de Avalon, cuya figura domina el mural donde se expone el reino místico de las manzanas. Sentarse en silencio, meditar, tomar alguno de los oráculos o, simplemente estar, es un placer para el alma, que se deleita en el arrullo de la bonita vibración que crean los seres que allí se citan.

Todo en Goddess Temple emana ternura.

No dejamos pasar la oportunidad de sacar una cartita que nos guiara durante nuestra estancia, y, allí, frente a ella, la Dama de Avalon me susurró:

¿Vienes a mí limpia como una patena, hermana diosa? ¿O confías sentir aquí la limpieza del alma para continuar andando en tu camino de perfección?

No soy la Dama perfecta ni la aguadora que limpia. Quien acude a mí en este templo tiene su propio don, y enseguida comprendes que lo que dejas, que lo que traes, es igual de valioso que lo que llevas de lo que aquí existe en unidad.

El neutro se logra en la perfección del alma que avanza hacia el camino del centro.

Mira a un lado y a otro. ¿Qué ves? ¿Ves perfección absoluta en los rostros y cuerpos que ante mí se inclinan? No, ¿verdad? No soy la perfección en Tierra, soy el embrión de la perfección en el alma de cada ser que ante mí se postra.

Y mira en tu corazón abrigado de amor para ver que tu camino es igual de perfecto que el de todas las hijas de la Diosa. Cada una porta ese embrión femenino que así se deleita en la sagrada armonía del Templo. Todas somos y todas seremos.

Ve en paz, hermana.

Lady of Avalon”.

Después de la bienvenida de la Dama de Avalon a “sus hermanas”, pusimos rumbo a la torre más mágica y enigmática del planeta, Tor. No, Tor no es la abreviatura de Tower (torre), sino el nombre que en el oeste del país se da a la colina. La magnífica torre que domina el horizonte nada más aproximarte a Glastonbury es parte de las ruinas de la segunda iglesia dedicada a San Miguel, que reemplazó a la primera, destruida por un gran terremoto en 1275. La segunda fue demolida en 1539, pero la torre sobrevivió. Es esta torre la que ocupa la cima de una colina de 150 metros, formada naturalmente en el borde de la ciudad de Glastonbury.

El sol nos acompañó a subir Tor el primer día.

Dejando de lado su formación, la colina de Tor es en sí misma un islote que sobresale de las praderas, uno de los islotes de los siete que conformaban el reino de Avalon y ese reino, que ha inundado las leyendas, historias y cuentos, fue real, tan real como lo es hoy en día, cuando empieza a ser visible para los que han elevado su conciencia.

En ese reino, no existe la muerte, porque las almas saben que son eternas, y todo es unidad y amor incondicional. El más cercano de los paraísos humanos se sitúa etéricamente sobre Glastonbury, y Tor es uno de los portales a través de los cuales podemos acercarnos a él.

Subimos la colina embriagadas por el sol de la tarde. Ya conocíamos los senderos, así que fue fácil encontrar el camino principal de ascenso. La sorpresa fue encontrarnos con unos hermosos caballos pastando tranquilamente al adentrarnos en Chalice Hill, un camino que sigue la antigua ruta romana hacia Tor.

Los hermanitos equinos nos sorprendieron en el camino.

Mientras ascendíamos, el cielo se cubrió de gris y la imponente torre de San Miguel quedó recortada entre las oscuras nubes, adquiriendo un aspecto aún más impactante. En lo alto de Glastonbury Tor siempre corre un intenso viento. Allí todo se siente con esa intensidad, especialmente en el centro del torreón abierto al cielo, donde los druidas dicen que vive una poderosa diosa a la que no le gusta que ocupen el espacio por mucho tiempo.

El punto interior de la torre rara vez está desocupado, porque la sensación es tan poderosa que toda persona que accede hasta Tor. de forma inconsciente o muy consciente, se detiene en el mismo centro. Aunque yo, desde que sé lo de la gran diosa druida, procuro no demorarme más de un minuto en ese inmenso portal. En esta ocasión, me descalcé para sentir bajo mis pies la sagrada tierra y rodear descalza el perímetro exterior.

Cuando llegamos a la Torre ya el cielo se había cubierto.
El interior de la torre es un portal interdimensional.

Era la primera visita a Tor, y sabíamos que sería el núcleo de nuestro viaje. Bajamos por el sendero que conduce a White Spring, donde en las tardes se suele acumular mucha gente llenando bidones del agua que emana de la fuente roja y la fuente blanca.

Dimos el día por terminado visitando a toda prisa alguna de las tiendas de la calle principal. En Glastonbury todo cierra entre las 5 y las 6 de la tarde, así que hay que tenerlo muy presente para poder hacer lo que, normalmente, en España, puedes hacer hasta las 9 de la noche. Allí, lo único abierto después de las 6 son los pubs.

St John´s Church y WearyAll Hill, la huella de la familia crística

En nuestro segundo día, teníamos muy claro cuál sería el primer lugar a visitar: la deliciosa capilla de St Margaret y el asilo de peregrinos de María Magdalena, en Magdalene Street. A primera hora ya estábamos delante del laberinto de pie que se encuentra en la entrada. Como en nuestra primera visita, nos detuvimos a recorrerlo con el dedo para entrar en la frecuencia de recogimiento a la que te lleva todo laberinto.

Recorriendo el laberinto de pie en la entrada a St Margaret´s Chapel.

La energía que se palpa en el hermoso jardín florecido es embriagadora. Siempre se respira silencio en este sagrado lugar, cuyos edificios fueron construidos en el siglo XI, cuando el pueblo era un importante destino de peregrinación. Se erigió como el hospital de Santa María Magdalena, con una capilla pagada por la reina Margarita de Escocia, y su bello jardín estaba ocupado, en el siglo XVI, por una parte del hospicio. Ahora todo allí supura paz.

La pequeña capilla donde se venera a Margarita de Escocia y a María Magdalena.

En el interior de la capilla, bajo la advocación de Santa Margarita, la sencillez de sus paredes blancas y de su pequeño altar te invita a la meditación. Aunque la capilla lleve el nombre de la santa y reina escocesa, es a María Magdalena a quien se rinde culto. Su icono, a los pies del altar, sobre el suelo, preside la capilla y son muchos los grupos de hermanas que se reúnen allí cada año convocados por su devoción a la maestra del Amor. Meditaciones grupales, cánticos, ofrendas y rituales se suceden en este pequeño templo, donde también mi hermana y yo encendimos una luz para invocar la guía del Cristo femenino.

Ante el icono de María Magdalena encendimos nuestras velitas.

Allí sentadas, María Magdalena habló a pequeñas dosis, mientras meditábamos:

La hermandad que se resiste a hermanarse no puede seguir el camino trazado”.

Los que callan ante su verdad permanecen en un silencio que perturba a su alma y los conduce a un sinsentido de vida. No dudes en hablar lo que viene de tu corazón y filtra al ego que perturba”.

El canto más elevado es el de tu corazón y resuena en el pecho aunque no salga de la boca”.

Tras recibir estos escuetos y contundentes mensajes, decidí salir de la capilla, ya que empecé a sentir mucha densidad, algo que ya he experimentado que ocurre en los lugares y templos con mucha concurrencia de peregrinos, donde la devoción se palpa en las velas ofrendadas, y en los cuales se organizan meditaciones, cánticos o prácticas espirituales de cualquier tipo.

Nos despejamos con la alegría y el bullicio de High Street, antes de entrar en otro de los templos destacados de Avalon, el de St John, San Juan el Bautista. Fue lo primero que vimos la noche que llegamos y ahora queríamos empaparnos de él durante el día. Nada más acercarnos a la puerta lateral de entrada vimos que era una iglesia diferente. Dos enormes esculturas de madera de voluptuosos rasgos femeninos dan la bienvenida a una sala abierta en la que, oh sorpresa, hay mesas y sillas para personas que charlan tomando té. Sí, en el interior de una iglesia, y es de lo más normal.

St John´s Church sigue el concepto de open church.

Claro que mayor asombro nos causó ver que en la capilla lateral derecha hay montada una preciosa guardería con todo tipo de juegos. Ah, lo mejor fue ver salir al joven párroco de la sacristía con un enorme perro atado a su cintura, con el cual se paseaba por todo el recinto mientras charlaba con unos y con otros y que pude comprobar es, literalmente, un ángel con cuatro patitas. Este es el claro ejemplo de lo que en Inglaterra llaman open church.

El joven párroco con su adorable compañero.

Me detuve a mirar con detalle cada altar, todos sencillos, sin ornamentación casi. En la iglesia de San Juan, lo destacado son las vidrieras y, en ellas, ocupando un lugar predominante, María Magdalena a los pies de la cruz. Aunque hay otro protagonista destacado, el venerado José de Arimatea, cuya leyenda en Glastonbury es muy reconocida. El altar más peculiar del templo está dedicado al tío de Yeshua, quien conocía bien la zona por sus múltiples viajes comerciales, y adonde volvió tras la crucifixión para crear, en el año 63 de nuestra era, la más antigua iglesia cristiana de Gran Bretaña. Bajo su imagen en el vitral, una sencilla cruz de madera sobre una manta con los colores del arcoíris donde todo el que lo desee puede dejar escrito sobre un colorido corazón de papel lo que su alma quiera expresar.

Altar y vidriera dedicada a José de Arimatea.

Así lo hice yo también, después de recibir este mensaje:

Lo que te aflige, déjalo aquí. Ponlo a mis pies y mira luego tu eterno sol, que resplandece cada día más a medida que sueltas el ego anterior”.

Al salir de la iglesia ya me sentía más ligera, así que de la manera más natural me adentré en el laberinto druida excavado en el jardín de la fachada principal para viajar a mi interior danzando con la música improvisada de un artista callejero. En Glastonbury, como en todo lugar sagrado, no existe más que la esencia del ser y esa es la que sale a relucir en cada gesto, en cada palabra, en cada sonrisa. Danzar el laberinto a plena luz del día, en la calle, descalza para sentir más profundamente los iones de la tierra, y ante la mirada de la gente, es algo que la mente no se detiene a pensar. Sólo ocurre.

Honrando la sabiduría del milenario laberinto druida.

Llegaba la hora de comer, así que nos dirigimos al café vegano que se convertiría en nuestro punto clave para reponer fuerzas, en uno de los bonitos y coloridos callejones que llevan de High Street al St John’s parking. Todo es un placer para los sentidos en Pyramid Vegan Cafe, desde las tartas y los platos combinados hasta la terraza cubierta y el jardín exterior.

Paseando por los callejones del lateral opuesto de High Street descubrí un cartel que anunciaba una exposición de Cheryl Yambrach Rose. Qué gran regalo para mi alma poder apreciar in situ la obra pictórica de la autora referente para quienes seguimos la huella de María Magdalena, y a la que admiro desde hace años porque sus imágenes aparecen en cada uno de los talleres que imparto. No podía creer que fuera a conocer sus últimos trabajos, pero aún me resultó más emocionante saber que podía conocerla en persona.

Su exposición, titulada Avalon Visions, ocupaba una pequeña sala en Glastonbury Galleries. Mi hermanita del alma y yo entramos en la habitación, completamente vacía a primera hora de la tarde, y la recorrimos en un silencio expectante ante la mirada de Cheryl y su marido. Confieso mi nerviosismo por estar tan cerca de la autora, pero aún así me lancé a decirle lo mucho que admiraba su trabajo. Cheryl es tímida y la rodea el aura pura de una persona canal. Habla en un susurro y su delicadeza es palpable aún en la distancia. Nos animó a tomar alguna carta de los oráculos que tenía ante sí, algo que hicimos con mucho placer (nos encantan los oráculos, ¿verdad hermanita?).

Exposición Visions of Avalon de Cheryl Yambrach Rose.
«Tú la ves, y ella te ve a ti».

Antes de marchar, le comenté cual era la pintura que más me había atrapado: “Santuario del Desierto”. En ella, una contundente María Magdalena aparece en un primer plano, mientras Yeshua se desdibuja detrás. “Parece que me mira”, le dije a Cheryl. “Tú la ves, y ella te ve a ti”, me respondió. Salí envuelta en una nube de felicidad.

Ya se había hecho la hora de cierre, así que decidimos terminar la jornada en WearyAll Hill. Recordábamos como llegar allí, y subimos decididas Hill Head bajo un tibio sol vespertino. Deseábamos volver a ver el milenario espino de José de Arimatea, pero al llegar a lo alto de la suave colina descubrimos que ya no existía. En el lugar, unas zarzas con lacitos de colores recuerdan que allí se hundió en la tierra el cayado del tío de Yeshua y milagrosamente echó raíces y floreció para mostrar al mundo que nacía la Nueva Jerusalem en Avalon, la Tierra de las Manzanas.

Nos sentamos allí mismo, para embelesarnos en torno a este poderoso símbolo y contemplar la extensión de la legendaria Avalon, bien acompañadas, eso sí, por las atrevidas ovejas que pastaban en la colina.

Ya sólo quedan zarzas con lazos donde estuvo el espino original en WearyAll Hill.

Mientras caía el sol, observamos como un pequeño grupo de personas alcanzaba nuestra posición. A pocos metros, ya podíamos distinguir su bonita vibración, así que al pasar a nuestro lado saludamos con una bendición. Se produjo entonces un hecho mágico, uno de esos reencuentros de almas antiguas que marcan un antes y un después. El hombre que formaba parte del pequeño grupo se sentó a mi lado y comenzamos a descubrirnos a través de la mirada. Nunca hay encuentros fortuitos, y después de una hora y media de charla, a la que se sumaron las otras dos integrantes del grupo, nos reconocimos como una familia de hermanos y hermanas del Camino del Amor. Tobías, Helen y Christine fueron los presentes más bendecidos que recibimos en Avalon.

Desde WearyAll Hill hay una panorámica impresionante de Glastonbury.

Al bajar de Wearyall Hill por el lado contrario al del ascenso, hallamos un bonito sendero que nos dejó justo al lado de nuestro hotel. Fue en ese momento cuando se me reveló la causa de mi necesidad imperiosa de subir aquella loma desde la primera noche. Estábamos alojadas justo al lado del sagrado portal de entrada a Avalon, el lugar de llegada de José de Arimatea, Yeshua, Madre María y María Magdalena.

(Continúa en la 2ª parte)