Avalon y el equilibrio femenino-masculino -2ªparte

Chalice Well y las aguas crísticas.

El domingo comenzó con un pronóstico de chubascos que nos impulsó a la calle con rápidez. Enfilamos Magdalene Street y me detuve ante St Mary’s and the Shrine of our Lady of Glastonbury Church. Algo me impulsaba a entrar en esta iglesia, la más usada por la ciudadanía del pueblo para sus actos litúrgicos. Al acercarnos comprobamos que estaba cerrada, y ya nos dábamos la vuelta cuando una señora nos dice “¿queréis entrar? Yo tengo la llave”. Así, por arte de “magia” se suceden las cosas en Glanstonbury. Entramos a un templo completamente blanco, sencillo, de pequeñas y coloridas vidrieras. En el altar mayor, una bonita Lady of Glastonbury, que porta en el brazo izquierdo a un pequeño Yeshua sosteniendo la bola del mundo y en la mano derecha una florecida vara de espino blanco.

Altar mayor de Our Lady of Glastonbury.

Dice la historia que es a esta María a quien estaba dedicada la capilla que José de Arimatea levantó en lo que hoy es la abadía y a la que acudían en peregrinación los ingleses ya antes del siglo VII de nuestra era. Nuestra Señora de Glastonbury es considerada la abogada de la unidad de los cristianos del país, un país que es reconocido por su devoción a la Virgen María, especialmente desde finales del siglo XIII.

En la vidriera central, Magdalena arrodillada ante la cruz.

Ver esta figura con el espino sagrado en su mano me confirmó la asociación entre esta Lady of Glastonbury y la María esenia que recaló en Glastonbury con el resto de la familia nazarena en el siglo primero de nuestra era.

Nuestra siguiente parada era el mágico jardín del Chalice Well. El mal tiempo parecía haber retenido a la gente, porque las calles de la localidad estaban prácticamente vacías, así que aprovechamos para acercarnos a Well House Lane, la calle aledaña a Chalice Well, donde se ubican las fuentes roja y blanca, Red Spring y White Spring, para poder beber de ellas sin tener que esperar a que los campistas llenaran sus bidones de agua. Pudimos cumplir con el ritual de beber de las aguas crísticas masculina y femenina antes de entrar en el jardín.

Fuente pública de agua roja, en Well House Lane.

Con las aguas internas equilibradas nos adentramos en Chalice Well, el más amado pozo sagrado de Gran Bretaña, donde los jardines que rodean las fuentes nos recuerdan al jardín del Edén. Recorrerlo es una forma de entrar en recogimiento y de conectar con la Divinidad. Desde el fondo hasta la parte superior, cada “sala” del jardín refleja una peculiar y única conexión con la naturaleza.

El camino empieza en la piscina de la Vésica Piscis, donde el agua cae desde cada uno de los siete cuencos con forma de infinito creando la sensación de que escuchas el arroyo de una montaña. En esta zona es donde hay más espacio para sentarse en grupo sobre una tupida alfombra verde de césped.

La piscina de la Vésica Piscis es la primera «sala»del Chalice Well.

Desde allí, el sendero te lleva a una de las zonas que me gustan especialmente, donde se alzan al cielo los enormes tejos que forman la entrada a los jardines interiores. Cada uno de ellos es un antiguo ejemplar de gran sabiduría, cuyas ramas se unen tejiendo una red de equilibrada energía. El tejo es un árbol que da flores masculinas y femeninas. Sagrado para los celtas, formaba parte de sus rituales de vida y muerte, y aquí, en Chalice Well crean un templo natural y nos hablan del renacer espiritual.

Los milenarios tejos que entretejen sus ramas creando red.

Siguiendo el recorrido apareces en la piscina de sanación, adonde llega una agua helada procedente de la cascada del Rey Arturo. Meter tus pies en esta piscina es propio de valientes como mi hermanita y aquellos que quieren experimentar las cualidades del hierro rojo que contiene el agua. Yo solo me atreví a mojar la frente para aliviar la densidad que sentía en mi chakra corona.

En el agua helada de la piscina sanadora del rey Arturo.

Justo encima está la fuente del León, único lugar donde se puede beber el agua, tan pura, fría y rica en hierro como la del chorro llamado Red Spring. Dicen que un sorbito es suficiente, debido, precisamente, a la gran concentración de hierro.

La roja fuente del León, con flores durante el portal del León.

Desde la fuente del León nos dirigimos con paso lento al corazón del jardín: el pozo sagrado cuya tapa representa una Vésica Piscis atravesada por una lanza, la divina unión, la geometría que simboliza la unión del Cielo y la Tierra, del Espíritu y la materia. Aquí, la atmósfera la sentimos un poco cargada, como en los lugares visitados antes donde se reúnen muchos grupos de almitas, así que permanecimos poco tiempo en esta ocasión. La energía me llevaba hacia un lateral, donde descubrimos otro pozo ante la pequeña imagen de una hermosa diosa pagana.

El pozo que encontramos delante de la imagen de una bella diosa y donde sentimos el vórtice de energía.

Allí, de manos, sobre las rejillas del pequeño pozo, dejamos que el vórtice de energía nos envolviera en un ligero vaivén. Fue el momento más especial del día en Chalice Well, justo tras el cual el cielo empezó a descargar gran cantidad de agua. Nos refugiamos en uno de los escondidos columpios de madera de la zona conocida como The Meadow, y allí nos relajamos entre la humedad del ambiente.

En un descanso de la lluvia nos apresuramos a salir, pero, de nuevo, una poderosa energía nos atrajo hasta el muro lateral que linda con la fuente de agua roja. Justo frente a los sabios tejos, un hermoso árbol cuyo tronco se enrosca en forma de cadena te invita a sentarte. A su lado, una curiosa imagen femenina que recuerda a las diosas más antiguas de la Tierra. El Femenino Sagrado nos guiaba hasta el último momento de nuestra visita.

El Sagrado Femenino presente en pequeños rincones.

Volvió la lluvia, tan de repente como se había ido, así que decidimos refugiarnos en uno de nuestros sitios claves, el Templo de la Diosa. Estábamos deseosas de calentarnos con sus mantitas en la bonita sala, pero no fuimos las únicas que buscamos guarecernos de la lluvia allí. El Templo estaba lleno, y a pesar de ello, se respiraba paz y serenidad.

La tarde se presentaba gris y húmeda, así que decidí dar un pequeño paseo por unas calles completamente vacías antes de coger el camino de vuelta al hotel, mientras mi hermanita volvía a subir a Tor.

Magdalene Street en una típica tarde de verano inglesa.

Aprovechando otra pausa de la lluvia, me desvié por unos de los senderos que sube a WearyAll Hill para conectar con la red arbórea de Avalon. Este era uno de mis mayores anhelos en este viaje: unirme a la red que hace de puente entre el Cielo y la Tierra en un lugar donde los hermanos del reino vegetal realizan esta labor desde hace miles de años. Uno de los robles de la frondosa hilera fue el guardián que me dio la bienvenida a la conexión con Madre Tierra.

De vuelta al hotel, ya me sentía en casa, en un lugar familiar para mi alma.

Las praderas de Tor y Paradise Lane

En el quinto día de estancia, pude profundizar en la reconexión con Madre Tierra transitando senderos sobre las líneas ley que atraviesan Avalon. En esta ocasión, mi compañero de camino fue Tobías, el alma sabia y antigua que apareció en WearyAll Hill la tarde del sábado. Tobías se ofreció amablemente a venir desde su Devon natal para acompañarme a descubrir ese Avalon puro, apartado de los rituales, que yo deseaba conocer.

Iniciamos un nuevo ascenso a Glastonbury Tor por el sedero más cercano a White Spring. El laberinto natural que rodea la colina discurre discurre sobre dos líneas de energía dragón: la llamada Mary Line y la St Michael Line. Se enroscan en forma de espiral alrededor de la colina y justo en lo alto, donde se alza la torre, en su mismo centro, se cruzan creando un punto neutro y equilibrado entre las energías femeninas y masculinas.

En el interior de Tor se cruzan las líneas ley masculina y femenina.

Junto a Tobías, completamente y milagrosamente solos en el interior de Tor, experimenté ese equilibrio divino que conduce hacia la conciencia crística. Tobías entonó un cántico que honró la frecuencia del bendito portal en el que nos encontrábamos y cada uno recibió un mensaje sobre un tiempo pasado en Avalon.

Esta vez, sentí profundamente a Tor, y alzando los brazos y dejándome vapulear por el elemental del viento me inundé de una felicidad inmensa.

Descendimos por el sendero que lleva a las praderas donde se cruzan otras dos líneas de alineación: Camelot Line y Iona Line. El paseo en contemplación es una forma de aquietar la mente y conectar desde el corazón con todo lo que te rodea y, de esa manera, Tobías y yo recorrimos las sendas que rodean Tor. Cada árbol, cada arbusto, cada trinar de pájaro nos maravillaba.

Tor siempre en el horizonte.
Cada roble del camino enroscaba sus ramas en forma de espiral mostrándonos su conexión.

Los pasos se sucedían uno tras otro mientras conversábamos sobre la naturaleza, hasta que, en un cruce, dimos con un cartel que indicaba “Gog y Magog”. Solo unos metros antes le había preguntado a mi sabio amigo por estos dos milenarios ejemplares de roble, considerados sagrados por los druidas. Tenía un profundo llamado para ir a conocerlos, algo que no pude hacer en el anterior viaje. Y justo ahí, delante de nosotros, aparece el sendero que lleva hasta ellos. De nuevo, todo guiado.

El camino que lleva hasta Gog y Mag discurre por la llamada Paradise Line. Las líneas ley o senderos del dragón son rutas de energía magnética que conectan lugares sagrados en donde se localizan importantes vórtices a lo largo de todo el planeta.

Glastonbury está surcado por estas alineaciones energéticas que producen efectos en todos los seres. La que llega hasta Gog y Mag atraviesa un paisaje esplendoroso: robles inmensos, tupida vegetación, verdes praderas…y a lo lejos, siempre la torre de Tor. De hecho, me cuenta Tobías que en una de esas praderas están señalados con rocas los doce signos del zodiaco y que Tor está justo en el centro.

La pradera sobre la que están señalados los signos del zodiaco.

Marcas y símbolos en una extensión de 16 kilómetros a la redonda con la torre de Tor como epicentro, reflejo todo ello de la cultura druida, experta en interpretar las estrellas, las constelaciones y el zodiaco. Todo en Avalon evoca a lo extraordinario.

El sendero que atraviesa Paradise Lane.

Caía la tarde y el sendero hacia los hermosos robles milenarios se alargaba, así que decidimos dar la vuelta para volver al centro del pueblo. En el camino de regreso, nos adentramos en la zona que alberga las más antiguas edificaciones de Glastonbury, esas bellas casitas de estrechas ventanas y floridos jardines que hay que encontrar saliéndose de las calles principales.

Al fondo, Glastonbury Market Cross, punto de encuentro.

El día terminó en la plaza principal donde se encuentra la Glastonbury Market Cross, una estructura que termina en forma de cruz y que sirve de punto de encuentro para todo el mundo, además de ser el centro neurálgico del pueblo, donde puedes sentarte a comer algo o disfrutar del bullicio de las tiendas y cafeterías que la rodean.

(Continúa en la 3ª parte)